Fueron más de 10 años de maltratos físicos y verbales por parte de su esposo y padre de su único hijo, los que soportó María Isabel Mayorga, una mujer de 46 años, quien reside en el barrio Juan 23, al suroccidente de Bucaramanga.
Ella se dedica a los oficios varios y trabaja en una empresa encargada de la fabricación de tintas para impresoras, labores con las que ha salido adelante ahora como madre soltera.
El agresor y quien fue el causante de su desvelo, era su compañero sentimental a quien la Fiscalía identificó como Óscar Ómar Delgado de 47 años.
Producto de ese matrimonio tuvieron un hijo, que hoy tiene 21 años y sigue viviendo al lado de María Isabel.
Desde hace una década decidieron terminar la relación. La esposa se cansó de los golpes e insultos que recibía de manera constante en el hogar.
Sin embargo, Óscar nunca aceptó que se acabara la relación. Cada vez que quería la buscaba para maltratarla, golpearla e incluso en una ocasión la abusó de manera sexual.
“Por esta situación yo lo demandé, pero no entiendo cómo solo estuvo un año en la cárcel y después lo soltaron, para seguir atentando contra mi integridad y la de mi hijo. Decía que tenía una amiga en la Fiscalía que lo ayudaba, no sé si eso sería cierto. Pero después de quedar libre siguió con lo mismo, agrediéndome a mí, a mi hijo y a mi hermana que vive conmigo”, indicó María Isabel.
El pasado 23 de mayo, hace una semana, el hombre nuevamente llegó a agredirla en su humilde vivienda en el barrio Juan 23.
Allí estaba presente su hijo y su hermana quienes en esta ocasión decidieron grabar con su celular la agresión del hombre para presentarla como prueba ante la Fiscalía.
Como quedó registrado en el video, con un garrote golpeó a la mujer, a su hijo y una cuñada, lesiones que por fortuna no fueron de consideración.
Pero además intentó destruir el techo metálico de zinc de la casa, ya que se encuentra en una zona de escarpa. Primero utilizó un garrote y luego tomo un ladrillo para acabar con la vivienda.
“Ese día temí por la vida mía y la de mi hijo. Nos decía que nos iba a matar, que nos iba a picar con un cuchillo. Que él no le tenía miedo a la Policía ni a la Fiscalía, otra vez mencionó que tenía amigos allí. Estaba muy drogado y nuevamente lo demandé, por fortuna vino rápido la Policía y se lo llevó al CAI”.
Pero además de ser conducido al CAI, se agilizó una orden de captura para lograr su aprehensión.
Después de ser presentando en audiencia ante un juez de garantías, fue enviado a prisión por los delitos de tentativa de feminicidio y violencia intrafamiliar.
De acuerdo con la mayor Deysi Mosquera, comandante de la Patrulla Púrpura de la Policía, la captura se logró gracias a la pronta denuncia de la comunidad.
“Logramos evitar con esta acción un daño mayor para la señora María Isabel. No sabemos las agresiones de este hombre hasta dónde hubieran llegado. Por eso hacemos un llamado a las mujeres para que no se queden calladas y alcen su voz ante el más mínimo indicio de violencia verbal o física, que denuncien oportunamente a las líneas 155, 123, son canales de atención inmediata. Confíen en nuestra Patrulla Púrpura que estamos para ayudarles y evitar más hechos de violencia contra las mujeres”, indicó la oficial.
Mientras el hombre se encuentra en un centro de reclusión, María Isabel recibe la atención psicológica por parte de las autoridades para ayudarle a superar los traumas que le ha dejando las múltiples agresiones de los últimos años.
“Sólo espero que esta vez no lo suelten, que la condena sea ejemplar, porque sino creo que mi vida ahí sí correrá mucho peligro. Estoy confiando en la justicia. Invito a las mujeres que estén pasando por mi situación a denunciar a no quedarnos calladas ante las agresiones. Espero volver a mi vida normal, sin miedos”, puntualizó María Isabel.
