El cadáver, rodeado de espesa vegetación a su alrededor, estaba suspendido a un árbol y con una soga atada a su cuello.
El hombre, en un principio, intentó brindarle ayuda. Se acercó y le tomó los signos y de uno supo que no había nada qué hacer, esta persona ya había fallecido.
No le quedó más remedio que llamar a la Policía a notificar el hallazgo.
Los uniformados acordonaron el sitio y verificaron si esta persona tenía algún documento que lo identificara.
No se encontró nada en particular y nadie en la zona cercana manifestó conocerlo.
Lo que se pudo establecer es que el cuerpo corresponde a un hombre, entre los 28 a 35 años de edad.
El CTI trasladó el cadáver a la morgue del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, en donde hasta ayer en la tarde nadie se había acercado a preguntar por aquel ser.
Se adelantaron análisis de huellas dactilares para corroborar la identidad de esta persona, de quien se desconocen los motivos que lo llevaron a tomar aquella fatídica decisión.