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La historia de un joven hallado muerto en el río Magdalena, Santander

El pasado 12 de marzo, flotando en las aguas del río de Magdalena a su paso por el corregimiento de Puerto Olaya, jurisdicción de Cimitarra, Santander, apareció un cuerpo con signos de violencia y en estado de descomposición.

El cadáver estaba a una orilla del río, rodeado de arbustos y de medio lado. Llevaba una camiseta morada a rayas, un jean y unos tenis negros.

En su momento la comunidad reportó el hallazgo y las autoridades adelantaron las diligencias del levantamiento del cuerpo, que, por su estado de descomposición, fue llevado a la morgue del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Bucaramanga para establecer su identidad y las causas de la muerte.

Luego de más de dos semanas de trabajo de los profesionales forenses, se pudo establecer plenamente que la identidad de aquel cuerpo era la del joven Jaider Castaño Castrillón, de 21 años.

Ayer, su progenitora, quien llegó a Bucaramanga a realizar todas las labores de reconocimiento, contó lo que hasta ahora conoce sobre los hechos que rodean la muerte de su hijo.

“Acepto que mi hijo tenía un problema de adicción. Era muy apegado a la mamá y una persona noble e inocente. Tenía sus errores, sólo Dios lo sabe, pero no justifica que le quiten la vida a una persona”, dijo Evangelina Castaño Castrillón.

La mujer señaló que días antes de que Jaider fuera hallado muerto, había sido retenido por la Policía del municipio de Puerto Berrío, según ella, de manera irregular.

“La Policía lo cogió y ellos lo aporrearon (golpearon), luego lo dejaron ir porque les dije que los iba a demandar. Después apareció muerto en las aguas del río y no me dieron respuesta”, agregó la mamá de Jaider.

El cuerpo de Castaño Castrillón, según expresaron sus familiares, tenía las manos y cuello atados a un lazo, así como heridas por arma blanca en varias partes del cuerpo. Al parecer, detrás de este hecho estaría un grupo que delinque en la zona.

“Mi hijo fue torturado para matarlo. Allá delinque un grupo delictivo llamado ‘Los Olaya’, con complicidad de las autoridades. Que Dios tenga misericordia de esa gente que le hizo eso a mi hijo”, concluyó.

Aunque la mujer tenía conocimiento desde el primer momento que el cuerpo hallado en el río sería su hijo, no contaba con los recursos suficientes para trasladarse a Bucaramanga.

Ahora, el único llamado que hace es que salga a la luz la verdad, se haga justicia y los responsables de este hecho doloroso paguen.

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