Tendidos en una polvorienta vía de la vereda La Válvula, en el Bajo Rionegro, Santander, terminó la vida de Mauricio Camargo, de 23 años y John Antolínez, de 34, luego de ser atacados a bala.
Estos dos hombres, durante el pasado martes, departían tranquilamente a 500 metros de la vivienda de John.
La charla fue interrumpida cuando motorizados irrumpieron en el lugar, haciendo sonar un arma de fuego en repetidas ocasiones.
Varios de los disparos tuvieron como blanco los cuerpos de Mauricio y Jhon, quienes cayeron de inmediato.
Por más que la comunidad intentó ayudarlos, no hubo nada qué hacer. Los criminales lograron su objetivo, acabar con la vida de estos dos hombres.
¿Estaban advertidos?
Aunque las causas del doble homicidio son materia de investigación, familiares de las víctimas relacionan los hechos con una serie de panfletos que han circulado en la región, durante las recientes semanas, anunciando una limpieza social a consumidores de estupefacientes.
“A ellos les dispararon y los asesinos gritaron que pertenecían al Clan Gaitanista, algo así. Acepto que mi sobrino consumía marihuana, pero no se metía con nadie ni mucho menos robaba”, expresó José Ibáñez, tío de Jhon.
Y es que para muchos habitantes de esa región, la sombra de la violencia de la década de los 90 y principios de los 2000 está latente, por lo que piden a la Policía y al Ejército reforzar los controles en la zona para no dejar ingresar actores criminales a la zona.
Ambas víctimas se dedicaban a las labores del campo, colaborando en el jornal a los finqueros del Bajo Rionegro.
“Durante un tiempo Jhon trabajó conmigo en Bucaramanga en una empresa contratista de obras civiles, no hubo queja de nada. Era soltera y vivía con la abuela”, agregó el familiar.
Ahora, en medio del dolor que los embarga, los allegados a las víctimas esperan que este doble crimen no quede impune y los responsables paguen.