Como era su costumbre, todas las mañanas Carlos Arturo Sequeda, un hombre de 63 años, salió a pie desde su casa en el barrio San Francisco y se dirigía hasta el lugar donde laboraba en una litografía de la carrera 17 con calle 33 en el centro de la ciudad.
Era casado, padre de tres hijas y tenía cuatro nietos, los que eran su adoración. Según su familia nunca registró problemas del corazón, siempre era muy activo y así lo demostraba con sus caminatas del trabajo a la casa, su contextura era delgada.
Pero en la mañana de este miércoles, la muerte le llegó de manera súbita. Don Carlos Arturo iba caminando de manera tranquila por la carrera 17 con calle 37, le faltaban cuatro cuadras para llegar a la litografía.
Testigos aseguraron que se mandó la mano al pecho, se apretó fuerte y después cayó sobre la vía, ahí quedó sin movimiento.
“De inmediato llamamos a una ambulancia, llegaron los paramédicos unos minutos después, pero ya no tenía signos vitales. Creemos que fue un paro cardíaco”, señaló un comerciante de la zona.
La Policía acudió a atender el caso y acordonó el lugar. Lo taparon con una manta azul mientras se decidía quién se encargaba del levantamiento.
Minutos después los familiares llegaron al lugar y reconocieron el cuerpo. Era don Carlos Arturo. El hombre que toda una vida se dedicó a la litografía.
“Fue un gran ser humano que con su trabajo y el apoyo de su esposa sacó adelante a sus hijas. Muy católico entregado a su fe, no sabemos qué pasó”, indicó un familiar.
Fueron cerca de tres horas los que el cuerpo duró en el pavimento. Los uniformados que llegaron a atender el caso y la Secretaría de Salud de Bucaramanga contribuyeron a que se agilizara el levantamiento. La Unidad de Criminalística de la Sijin se encargó de la diligencia.
Pero lo que sus seres queridos denunciaron fue que la EPS a la que estaba afiliado mostró desinterés por ayudarlos a expedir el acta de defunción.
“Cuando ya la Policía nos había colaborado ahí si nos llamaron. Muy lamentable lo que pasa con el sistema de salud, ni aún en la tragedia colaboran”.
En la Parroquia de Nuestra Señora de Fátima también lo extrañarán. Era proclamador de las liturgias y los domingos no faltaba a la eucaristía.
“Muy triste lo que pasó con don Carlos, lo extrañaremos en nuestra parroquia. Siempre fue un ejemplo de persona, de padre y abuelo, un buen seguidor de nuestro señor Jesús”, indicó un feligrés.