Todos los jueves en la noche, Marlon Stiven Infante Vargas salía de su casa en El Reposo y se dirigía a la cancha ‘Oriental’ en el barrio El Carmen de Floridablanca.
Allí se reunía con amigos y otros deportistas a jugar un ‘picadito’ de fútbol, después de la jornada laboral.
Este jueves no fue la excepción, se fue en una moto con otro familiar que lo acompañaba a la práctica deportiva. Marlon iba de parrillero.
Tomaron la misma ruta de siempre y cuando se acercaban al barrio El Carmen, otro sujeto en moto empezó a perseguirlos, en ese momento no se percataron.
Se trataba de alias ‘Peralta’, el que sería su homicida y quien según el relató de un familiar a Q’hubo, era conocido por la familia.
El sujeto no se les despegó y los persiguió. Cuando llegaron a la Transversal Oriental, en la estación de servicio donde se ubica la cancha sintética, ingresaron por la estación de servicio y disminuyeron la velocidad, pero al frenar vino el ataque.
Alias ‘Peralta’ se bajó de su motocicleta con un cuchillo y sin mencionar palabra le clavó el arma cortopunzante en la espalda, el elemento quedó incrustado en su cuerpo.
“Fueron momentos angustiantes porque no sabíamos qué hacer. El cuchillo le quedó ahí en la espalda y sufría mucho por el dolor que le causaba la herida”, expresó el familiar que lo acompañaba.
El agresor huyó en la misma motocicleta en la que los venía persiguiendo.
Mientras tanto, malherido, lo embarcaron en un taxi con rumbo a la Clínica Bucaramanga.
Alcanzó a ingresar a urgencias, pero cuando era remitido a la sala de cirugía falleció por la gravedad de la herida, los médicos no pudieron salvarlo.
Una hermana pidió justicia por este hecho, ya que el delincuente que lo atacó está identificado.
“Ni siquiera es que tuviera un problema con Marlon, ese tal ‘Peralta’ había amenazado era a un cuñado de él, solo que en varias oportunidades salió en su defensa y por eso lo tenía ‘entre ojos’. Es un muchacho consumidor. Lo conocíamos porque era el hermano de una cuñada Yo espero que la muerte de mi hermano no se quede así”, expresó.
El joven de 26 años tenía dos pequeños de uno y cinco años, laboraba como vendedor en un almacén del centro de Bucaramanga.
“No se metía con nadie, era trabajador, responsable con los hijos, vivía por ellos, pero vea, esos niños quedaron sin un padre. Y el sufrimiento para mis papás y para nosotros como hermanos. Nunca se le conoció un problema, solo hasta que apareció este tipo”.
La Policía ha iniciado la investigación para dar con la persona que causó este nuevo hecho de intolerancia en el área metropolitana.
