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Riña por ‘pelota de marihuana’ dejó tres reclusos heridos en San Gil

Los internos trataron de fingir que uno de sus compañeros de celda estaba herido para engañar a los guardias y recuperar el alucinógeno que estaba en el tejado de la cárcel.

Tres internos de la cárcel de San Gil se agredieron con armas cortopunzantes por apoderarse del alucinógeno que fue lanzado desde el exterior al único patio del penal.

Lo que se conoce de este hecho es que al mediodía del pasado jueves, dos hombres en una moto se aparcaron frente al centro de reclusión y lanzaron varias bolas forradas con plástico que en su interior tenían marihuana con el propósito que llegara a manos de los privados de la libertad.

Solo que los elementos no llegaron a las celdas. Varios de estos se quedaron en el tejado por lo que los internos, como de película, planearon una estrategia para recuperarlos.

Lo que se ha conocido por parte de la guardia del Inpec, es que los reos fingieron que uno ellos estaba enfermo para que ingresaran los funcionarios a las celdas y distraerlos.

Buscaban que los sacaran al patio y aprovechar para subirse al techo y recuperar el alucinógeno.

Pero uno de los miembros de la guardia se enteró de los planes. Y pese al intento de engaño, no cayeron en la trampa.

Lo que sí se presentó fue una discusión entre los reclusos culpándose de quien los había ‘sapiado’.

De los reclamos se pasaron a las agresiones y con armas cortopunzantes, que tenían camufladas, se hirieron.

Los internos afectados fueron identificados como Carlos Eduardo Galvis Delgado, Óscar Sierra Cáceres y Hernando Rueda Amaya.

Fueron remitidos a un centro médico de San Gil y dos de ellos fueron dados de alta. Uno permanece bajo observación médica.

Como medida de prevención el Inpec impuso el modo ‘incontinenti’, los condenados no podrán salir de sus celdas hasta el próximo lunes a las 6 de la mañana.

Las visitas de familiares quedaron suspendidas durante el fin de semana.

Habla el veedor

Hernando Mantilla, veedor de los derechos carcelarios en Santander, mostró su preocupación porque los penales deben ser centros de resocialización. Esta conducta de los internos de San Gil muestra los problemas de drogadicción en las cárceles del país y la falta de control en el tráfico de estupefacientes.


“Esto muestra el efecto tan negativo que hace la droga en esta población. El Inpec está en mora de crear verdaderos programas que permitan a los reclusos cambiar sus comportamientos para que cuando vuelvan a la sociedad no sigan delinquiendo y no vuelvan a recaer en los centros de reclusión”, expresó el veedor.

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