Un hombre salió el pasado martes con su hijo de seis meses de casa para dejarlo en la guardería antes de ir a trabajar. Lo puso en el asiento trasero del vehículo. Sin embargo, el padre no fue a la guardería, sino que se dirigió directamente a su lugar de trabajo.
Cuando llegó, apagó el motor, cerró el auto y dejó allí a su hijo. El bebé de seis meses estuvo encerrado sin aire durante horas y murió. Al bajarse, el padre no se dio cuenta de que había dejado allí al bebé, según las autoridades de Luisiana (Estados Unidos).
Ante estos trágicos casos, en Estados Unidos, algunos autos ya encienden un cartel titilante a modo de alerta: “Chequear el asiento trasero”.
De hecho, el Consejo Nacional de Seguridad de ese país hace una recomendación que puede parecer ridícula: dejar algo importante junto al menor que viaja en su sillita: algo como la cartera o el celular, para asegurarse de no olvidarlo adentro cuando bajemos. Porque, advierten, puede ocurrirle a cualquier persona, en cualquier momento. Sobre todo, a los padres que están bajo mucho estrés.
¿Por qué pasa esto?
Los especialistas en neurociencia explican que el cerebro puede entrar en modo automático y producir lapsus de conciencia, que podrían explicar un olvido tan inexplicable como el de dejar un hijo a bordo de un auto, sin necesidad de que la persona tenga una patología o sufra un deterioro cognitivo.
Por ejemplo, cambiar de recorrido, ir por otra calle, recibir una llamada o estar preocupado pensando en el trabajo puede significar que la mente se saltee un paso e incluso que en su reemplazo genere un falso recuerdo, basado en una memoria de días anteriores.
Y en muchos casos, el estrés que viven los padres a la hora de organizar las rutinas familiares puede ser un factor que incida en estos trágicos olvidos.