En El Salvador se construyó, en apenas 7 meses, el centro de confinamiento del terrorismo, la cárcel más grande de América. Al interior de las instalaciones se cuenta con fábricas, en las que los presos tendrán que trabajar.
“Estos tipos no han venido a descansar. Ni que crean que van a estar en hoteles”, indicó uno de los funcionarios que acompañó al presidente de El Salvador durante el recorrido al centro disciplinario.
“Tienen que saber que vienen a trabajar”, agregó al mostrar las herramientas de construcción y de trabajos manuales. Los reclusos tendrán que realizar laborales con las que beneficiarán a la sociedad y con las que intentarán “resarcir un poco el daño causado”.
A esta última afirmación, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, dijo que “no lo van a poder resarcir, pero que lo traten de resarcir un poco”.