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Así fue el multitudinario sepelio de niña y padre asesinados por sicarios en Cartagena

El crimen que ocurrió en Cartagena conmocionó a la nación cuando padre e hija perdieron la vida a manos de un sicario.

Las lluvias acompañan a los cartageneros en las últimas semanas y se han intensificado desde el pasado jueves 3 de noviembre.

Los días grises y fríos provocan una melancolía que se ha vuelto mayor cuando recordamos que ese jueves, a las 2.30 p. m., un desalmado sicario asesinó a Jaime Llorente Arcía y a su hija mayor, Alejandra, de 11 años, en el barrio La Providencia, a unos pasos de la Clínica Madre Bernarda.

Bajo las gotas que cayeron del cielo fue sepultada en la tarde del sábado 5 de noviembre la estudiante de sexto grado que soñaba con ser campeona mundial de patinaje y su papá, quien era un destacado comerciante.

En el cementerio Jardines de Cartagena fue su último adiós.

Una multitud acompañó a la familia Llorente Salazar, a la que la violencia desmedida destruyó en cinco minutos. Ese jueves, Jaime fue en su camioneta a recoger a sus tres hijas del Colegio Biffi y solo pasaron unos 10 minutos o menos para que los sicarios disparan contra el vehículo.

Jaime murió en el acto tras recibir dos balazos y ‘Aleja’, dos horas después en medio de una cirugía, en la Clínica Madre Bernarda. Gabriela, de 9 años, también fue impactada pero está fuera de peligro y junto con la otra menor deberá recibir atención de especialistas en psicología por el fuerte shock que vivieron al presenciar tanta crueldad.

A las 2 de la tarde, estudiantes del Colegio Biffi, en especial el curso de 602, al que pertenecía la menor, realizaron un sentido homenaje en una sala de velación del cementerio. La banda de la institución entonó melodías para la menor que también tenía habilidades para el canto.

Globos blancos, pancartas, flores y camisetas blancas llenaban el lugar donde el dolor era más intenso al ver a la madre de la niña sumergida en un sufrimiento que no se puede describir.

Los amigos y compañeros de Alejandra también lloraban. La recordaron como un ser dulce, soñador, alegre y divertido que “ahora es un ángel que está con Dios y cuidará a su mamá y sus dos hermanitas”, dijo un amigo de la pequeña.

A las 5 p. m., fue el sepelio de padre e hija, un momento reservado para la familia de las víctimas y sus amigos más cercanos. Las autoridades siguen investigando los móviles del crimen y confirmó que Jaime Llorente, de 42 años, no tenía amenazas ni anotaciones judiciales.

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