Un carro rojo Aveo se desplazaba sobre la 1:30 de la madrugada de ayer por una vía de Soacha. Era como el pasillo oscuro y vacío de una enorme casa envuelta en una densa niebla. Dicen que habían dos ocupantes, quienes se aproximaban a toda marcha por el mítico Salto del Tequendama.
En hechos que hoy son materia de investigación, el vehículo rodó al vacío unos 500 metros y los pocos testigos se comunicaron con las autoridades para reportar la insólita novedad. Eran las 6 de la tarde de ayer y los bomberos aún seguían en la ardua búsqueda de los ocupantes de aquel Aveo que terminó completamente destruido.
Los testigos, asustados al ver el pavoroso vacío, manifestaron a los primeros inspectores en llegar al sitio lo siguiente: “se escuchó el carro venir a toda marcha y en un momento se detuvo cuando avistó la curva que va a dar al kilómetro 8, vía Soacha – Mesitas del Colegio. Ese instante fue confuso. Afirman que el carro dio reversa para tomar impulso, el volante dirigió las llantas en la mira del separador, el pie del conductor apretó el acelerador y, en cambio, una polvareda se elevó. El chasquido de las llantas hicieron un eco, que se perdió con el estruendo del carro rompiendo el separador de metal. Se escuchó un totazo, como una explosión, y luego vino la calma silenciosa de la muerte”.
¿Salto voluntario al vacío?
La noticia se esparció como pólvora en la zona. Estos muertos en el Tequendama recordaron los tiempos en que trágicos amantes, hombres desilusionados y suicidas enamorados, se lanzaban por este precipicio en búsqueda de la paz eterna.
Desde horas de la madrugada de ayer iniciaron las labores de rescate, pero el clima era agreste y solo quedaba una señal en el sitio de este atroz episodio: las placas del carro que, antes de caer, quedaron tendidas cerca al separador roto por donde pasaron el conductor y su acompañante. El clima no permitió la expedición y hubo que esperar al amanecer para continuar.
En las primeras horas de la mañana, el comandante de Bomberos de San Antonio del Tequendama, el teniente Cristian Quiroga y quien ha estado al frente de esta operación, comunicó ayer sobre el mediodía: “no tenemos visual del vehículo. Nuestras unidades deben ingresar por San Antonio de Tequendama y nos podemos demorar hasta dos horas en llegar. Por información de la comunidad, sabemos que el vehículo iba con dos ocupantes”, señaló el capitán.
En hechos que hoy son materia de investigación, el vehículo rodó al vacío unos 500 metros y los pocos testigos se comunicaron con las autoridades para reportar la insólita novedad. Eran las 6 de la tarde de ayer y los bomberos aún seguían en la ardua búsqueda de los ocupantes de aquel Aveo que terminó completamente destruido.
Los testigos, asustados al ver el pavoroso vacío, manifestaron a los primeros inspectores en llegar al sitio lo siguiente: “se escuchó el carro venir a toda marcha y en un momento se detuvo cuando avistó la curva que va a dar al kilómetro 8, vía Soacha – Mesitas del Colegio. Ese instante fue confuso. Afirman que el carro dio reversa para tomar impulso, el volante dirigió las llantas en la mira del separador, el pie del conductor apretó el acelerador y, en cambio, una polvareda se elevó. El chasquido de las llantas hicieron un eco, que se perdió con el estruendo del carro rompiendo el separador de metal. Se escuchó un totazo, como una explosión, y luego vino la calma silenciosa de la muerte”.
¿Salto voluntario al vacío?
La noticia se esparció como pólvora en la zona. Estos muertos en el Tequendama recordaron los tiempos en que trágicos amantes, hombres desilusionados y suicidas enamorados, se lanzaban por este precipicio en búsqueda de la paz eterna.
Desde horas de la madrugada de ayer iniciaron las labores de rescate, pero el clima era agreste y solo quedaba una señal en el sitio de este atroz episodio: las placas del carro que, antes de caer, quedaron tendidas cerca al separador roto por donde pasaron el conductor y su acompañante. El clima no permitió la expedición y hubo que esperar al amanecer para continuar.
En las primeras horas de la mañana, el comandante de Bomberos de San Antonio del Tequendama, el teniente Cristian Quiroga y quien ha estado al frente de esta operación, comunicó ayer sobre el mediodía: “no tenemos visual del vehículo. Nuestras unidades deben ingresar por San Antonio de Tequendama y nos podemos demorar hasta dos horas en llegar. Por información de la comunidad, sabemos que el vehículo iba con dos ocupantes”, señaló el capitán.
Rescate y primeras hipótesis
Más tarde se supo de quién era el carro y confirmaron la primer víctima del salto al vacío. Se trata de Gerardo Lino Segura Franco, quien hoy cumplía 48 años de edad.
Este hombre era habitante del municipio de San Antonio del Tequendama. Tenía dos hijos y, a pesar de lo dicho por los testigos, todo sigue siendo materia de investigación. Algunos de sus allegados dijeron ayer a varios medios que Gerardo presentaba un cuadro de depresión, cosa que fue desmentida por sus propios familiares, quienes afirmaron que él era un hombre feliz. Otros parientes lo despidieron así: “Descansa en paz amigo y compañero, el cielo está de fiesta con su llegada”.
Al parecer, el último mensaje que Gerardo le envió a su esposa fue: “Quiero estar más cerca de Dios”.
Hoy seguirán los operativos para terminar de retirar el vehículo y sacar los cadáveres de aquel hondo y pavoroso abismo.