Son seis los relatos por los que es investigado. Tienen en común que empezaban con un supuesto cortejo, con insinuaciones subidas de tono, y ante la negativa de las afectadas a acceder a sus propuestas, García las castigaba con traslado a lugares más apartados, aumento de ejercicios físicos, turnos extenuantes e incluso planas que las hacía llenar hasta las 2:00 de la mañana. Por respeto a la intimidad de las patrulleras se omiten sus nombres y datos que puedan llevar a su identificación.
El primer testimonio es el de una patrullera que aseguró que, por medio de un subintendente, el coronel García le envió la razón de que «quería probar (aquí el gentilicio del lugar de donde procedía la patrullera) y que le aceptara una cita en un lugar turístico de la región».
Siguió viviendo situaciones de acoso y un día el coronel la intentó abrazar y le propuso tener relaciones sexuales en un baño.
Como la patrullera se negó esta y varias veces más, el coronel empezó a tomar represalias. Le dijo que «tenía una mala actitud laboral y que las cosas no eran como ella quería sino como el coronel quería», siempre según su testimonio.
Una segunda patrullera asegura que el coronel García le hizo preguntas sobre su vida íntima, como si tenía novio o si era virgen, y como ella también se negó a sus insinuaciones, la humilló públicamente, diciéndole que no merecía estar en la Policía y que se iba a encargar de que no continuara la carrera policial.
Una tercera patrullera asegura haber sufrido el mismo comportamiento de parte del coronel García: «la mandaba a llamar a la oficina, le besaba la mano y le hacía preguntas íntimas de índole sexual», según lo que manifestó la Fiscalía en la audiencia en la que se definió la medida de aseguramiento contra el coronel.
El coronel, según el testimonio de la patrullera, le ofrecía permisos de 12 a 15 días para ir a su casa, a cambio de favores sexuales, y llegó a forzarla a que lo viera desnudo.
De nuevo, ante sus negativas, le empezó a a asignar turnos de 7:00 de la mañana a 10:00 de la noche, la hacía levantar a las 4:00 de la mañana a hacer ejercicio y le limitaba el tiempo de aseo personal y alimentación básica.
Una cuarta patrullera aseguró que el coronel la invitó a su oficina, a que se tomarán una botella de vino y ahí le hizo ver que con su rango podía hacer con ella lo que quisiera.
A cambio de permitirle tramitar el ingreso a una especialización en aviación, buscaba que ella accediera a tener relaciones sexuales con él. Como ella también se negó, la tomó por la fuerza de la cintura en una ocasión y la llevó hacia él para intentar besarla.
Aunque finalmente decidió firmarle la autorización para que tomara el curso de aviación, el coronel continuó acosándola y humillándola y terminó trasladándola a la estación de policía de Venturosa, que era conocida por las personas que trabajaban con el coronel como la estación de los castigos.
Según la narración de la quinta patrullera, el coronel intentó obligarla a tener sexo oral y ella logró escaparse, pero él le dijo «la próxima vez será».
Y un último relato de una sexta patrullera asegura igualmente que el coronel se bajó los pantalones y la obligó a observarlo desnudo.
Cuando una de las patrulleras denunció el caso, el coronel buscó a las demás para solicitarles que no hablaran mal de la institución y que no perjudicaran su carrera.
«Por medio de mensajes por celular, una integrante de la institución se comunica con ellas a nombre del coronel García ofreciéndoles que si lo que querían era plata, les ofrecía hasta dos y tres millones de pesos y un boleto hasta Bogotá para que cambiaran la versión de los hechos y declararan a favor del hoy imputado», explicó la Fiscalía en la audiencia.
Su valentía para mantener sus testimonios, permitió que el coronel fuera capturado e imputado por los delitos de acceso carnal violento agravado, acoso sexual y soborno en la actuación penal. Aunque el oficial niega haber cometido alguna conducta irregular, el proceso aun continua en curso.
Como lo señaló la Fiscalía en la audiencia, no se puede permitir que un oficial que ostenta cierta autoridad, abuse de ella, pues, “dada la disciplina de la policía, en el proceso de formación (las patrulleras) tienen implícita la orden de obedecer» lo que puede favorecer el abuso y que se mantengan en silencio los hechos por un largo tiempo.