Jhon Fredy Quiceno López presintió que algo podía pasarle al ver los callejones angostos rodeados por casitas de color rosado en la parte alta de la loma, por eso tomó su celular y envió un audio al grupo de taxistas al que pertenecía, diciéndoles dónde estaba y lo que estaba ocurriendo. Sus colegas le contestaron aconsejándole que saliera de allí, pero el joven ya no podía cambiar de opinión. Dos minutos después, un criminal le disparó.
Dicen que fue en medio del atraco que un despiadado criminal le quitó la vida, justo en el momento en que Jhon Fredy se opuso a entregarle sus pertenencias al bandido. Con engaños, el pillo lo hizo parquear en una calle solitaria del barrio Juan Pablo II, en Ciudad Bolívar.
“Esta no es la primera vez que vienen los delincuentes a atracar a conductores aquí. Lo cogieron de maña, y nosotros, gente honesta y trabajadora, tenemos que vivir con esta pesadilla. Esta vez le quitaron la vida a ese muchacho, que solo vino a recoger una carrera y terminó muerto. Triste y frustrante eso”, le dijo ayer a Q’HUBO una residente de la zona, quien escuchó la detonación.
El cuerpo sin vida del taxista fue hallado la madrugada de ayer al interior del vehículo de placas FUY 763. La Policía acudió al sitio minutos después de que la comunidad les reportara el hallazgo y confirmaron que el conductor no tenía signos vitales.
Inicialmente no se observaba por ningún lado lago hemático, por lo que se descartó de manera preliminar que se tratara de un asesinato. Sin embargo, los investigadores del CTI hallaron el orificio por el que ingresó la bala y le causó la muerte a Jhon Fredy, quien vivía en el barrio El Tesoro (Ciudad Bolívar).
Atraco y muerte
A las 4:30 de la madrugada de ayer, el taxi que conducía Jhon Fredy llegó hasta la calle 68 A Sur con carrera 18 U, dirección que le marcaba en el mapa para recoger un servicio. Al ver la calle sola y que un hombre sospechoso se le acercaba, se armó de valor.
“A él le dijeron que el servicio era para una abuelita en silla de ruedas, que si por favor entraba por esa calle o esperaba mientras la sacaban de la casa. Era un man ñero, o esa fue la palabra que mi compañero usó en el audio que envió. Todos coincidimos en que lo mejor era que se fuera de ahí porque eso era una olla, pero no pudo irse”, contó ayer un allegado de la víctima.
Lo ocurrido segundos antes del crimen es un misterio para las autoridades. Lo único que se presume, hasta el momento, es que la víctima se enfrentó al bandido y este le disparó, salió corriendo y no se le llevó nada, pues sus documentos y el celular estaban dentro del ‘amarillo’.
Minutos después del homicidio, al lugar llegó la familia del taxista, destrozada, angustiada, y queriendo que todo se tratara de una pesadilla. Al observar el cuerpo desgonzado dentro de la silla, del joven que vivía en el barrio El Tesoro (Ciudad Bolívar), sus esperanzas se apagaron y el dolor invadió cada parte de sus corazones.