Los niveles de la guerra en la frontera con Venezuela habrían alcanzado un nuevo pico de violencia con el asesinato de “El Paisa”, sacando a flote la narcoguerra entre las dos grandes disidencias de las Farc – la Segunda Marquetalia versus las de Gentil Duarte– por el control territorial y de las rentas criminales.
El asomo de “El Paisa” por esas tierras detonó el conflicto con los otros disidentes y con los integrantes del Eln, comandados por alias Pablito, en un territorio sin dueño y en el que juegan bandas delincuenciales, capos mexicanos y hasta mercenarios internacionales.
Dos días después de reportarse la muerte por fuentes de inteligencia militar, el silencio reina entre las autoridades de ambos países y también entre los grupos ilegales que podrían estar detrás del hecho.
El silencio ha sido tal que la muerte ha pasado desapercibida hasta en las redes sociales de Rodrigo Londoño, Pablo Catatumbo y Carlos Antonio Lozada, líderes políticos de las extintas Farc, quienes este lunes celebraban la apertura de la Biblioteca Abierta del Proceso de Paz Colombiano.
“Solo sabemos lo que dice la prensa”, dijo Sandra Ramírez, senadora del partido Comunes. “No sabemos nada de El Paisa”, advirtió otra fuente política cercana a los excombatientes.
Sobre lo que sí hay cada vez más ruido es en torno a la ruptura entre hombres que otrora compartían filas insurgentes y la caída del respeto que infundía el nombre de “El Paisa” para los demás exguerrilleros, solo por ser uno de los alfiles del antiguado secretariado.
Esta situación también tendría en riesgo a “Iván Márquez”, exjefe negociador de las Farc con el gobierno en La Habana, y a “Romaña”, exintegrante del Estado Central de la guerrilla, dos cabezas visibles que tratan de posicionar desde Venezuela a la Segunda Marquetalia como una fuerza criminal viva.
Pero el vecino país también se lo disputa “Gentil Duarte” con las disidencias que lo siguen desde finales del 2016, cuando renunció al proceso de paz y se sumergió en las selvas.