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Un lío pasional rondaría el crimen de un minero dentro de un billar

A Pablo José ya lo conocían en esa zona pues, cada 15 días, llegaba y se hospedaba en el mismo hotel, justo al lado del billar donde fue asesinado.

Un balazo fue suficiente para acabar con la vida de Pablo José Pérez Pedraza al interior de un establecimiento comercial en la avenida 7 entre calles 4 y 5 del barrio El Callejón.

No había pasado ni siquiera una hora desde que la víctima se sentó a departir con dos personas más, cuando ocurrió el crimen. Los videos de las cámaras de seguridad evidenciaron el momento exacto en el que se presentaron los hechos.

Eran las 2:00 de la tarde cuando Pablo José se sentó justo en la barra y empezaron a pedir cervezas. Con lo que no contaban era que la charla amena que compartían, terminaría en una tragedia minutos más tarde.

Pasaron cuarenta minutos cuando la llegada de un hombre que vestía un buso rojo, bluyín, tenis blancos y una gorra, también roja, levantó sospechas.

El hombre ingresó al establecimiento comercial, se acercó a la barra y pidió una bebida hidratante, mientras observaba todo lo que pasaba a su alrededor. Luego, se fue.

No pasó mucho tiempo cuando regresó pero, esta vez, con un arma en la mano y apuntándole a la cabeza de la víctima, como si ya lo tuviera todo planificado. Sin mediar palabra, le propinó un solo tiro.

Tras cometer el ataque, huyó corriendo. Al parecer, cuadras más adelante, lo estaría esperando un cómplice en una moto.

Muy cerca del lugar de los hechos, estaban algunos uniformados de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) pero, al atender el llamado, ya no había rastro alguno del pistolero.

Aunque en un principio se desconocía el nombre de la víctima, un par de horas más tarde, la llegada de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) permitió confirmar su identidad.

Ya lo conocían

Pablo José ya lo conocían en esa zona pues, cada 15 días, llegaba y se hospedaba en el mismo hotel, justo al lado del billar donde fue asesinado.

Al parecer, el ciudadano extranjero se dedicaría a la minería en el vecino país y cada vez que le pagaban la quincena, llegaba hasta el centro de Cúcuta a quedarse un par de días. Precisamente, su llegada fue ayer, a las 8:22 de la mañana.

Conocer esa información fue esencial para las autoridades que, aunque no tienen claro el móvil del crimen, les dio indicios para la investigación.

Son dos las hipótesis que, hasta el momento, están manejando: un problema personal o un tema pasional.

Aunque las autoridades aún están recopilando las pesquisas necesarias, una fuente judicial aseguró que ya hay ciertos indicios en la investigación que apuntarían al responsable.

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