A Nelson Ramírez Leal, al parecer, el tendieron una trampa para asesinarlo. Este hombre, de 47 años, fue atacado a bala cuando se movilizaba por la vía que comunica a El Zulia con San Cayetano, Norte de Santander, en compañía de su pareja sentimental, quien resultó ilesa.
Ramírez Leal conducía una motocicleta Yamaha FZ, de placa JWY 79G, y justo al llegar al sector conocido como Tortugas, en la vereda Santa Rosa, ocurrió el cruel ataque. De repente, un sujeto armado apareció en el lugar y le disparó en repetidas ocasiones; dos proyectiles hicieron blanco en la humanidad de Nelson.
Pese al ataque y quedar gravemente herido, Ramírez Leal intentó continuar con su recorrido y escapar del pistolero; avanzó por lo menos 50 metros. Sin embargo, perdió el control de la moto y terminó cayendo al costado contrario de la vía, sin signos vitales. Eran las 3:00 p.m., del pasado martes, 23 de julio, cuando este hecho se registró.
El tránsito vehicular se paralizó por varios minutos, mientras algunos conductores corrieron a auxiliar al hombre, pero ya no había nada qué hacer, sino avisarles a las autoridades.
Las primeras pesquisas señalan que la pareja iba con rumbo a San Cayetano, presuntamente, a donde se encontrarían con un conocido para arreglar cuentas respecto a los intereses de un dinero que le había prestado. Pero no contaban con lo que les estaba esperando.
Unidades de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) arribaron al lugar de los hechos y acordonaron la escena, mientras llegaba la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) a realizar la inspección y posterior el levantamiento del cadáver. En el sitio se encontraron dos vainillas.
Se pudo conocer que la víctima era conocida con el alias de Puchi, tenía 47 años y sería un prestamista que residía en El Zulia.
Según las autoridades, al hombre le registran antecedentes por concierto para delinquir en el 2014 y 2015. Incluso, estuvo en la cárcel pagando una condena de cuatro años por ese delito y seis meses más por tráfico de estupefacientes.
Nelson Ramírez fue integrante del Bloque Catatumbo de las Autodefensas Unidas de Colombia, luego de su desmovilización, hizo parte de la reagrupación del extinto ‘Clan Úsuga’, en donde se dedicaría al cobro de extorsiones al transporte público en su municipio natal, sometiendo a las víctimas a amenazas de muerte o quema de las busetas.