Adriana Vesga está destrozada, tiene miedo y se siente impotente. Ella es la mamá de Luis Gabriel Walteros Vesga, el menor de 14 años, quien fue asesinado el pasado Viernes Santo en el barrio Los Olivos, en la ciudad de Cúcuta.
Temerosa, la mujer dice a los medios de comunicación de la capital del Norte de Santander que lo que ella diga sobre el crimen la pondría a ella, y al resto de su familia, en riesgo de muerte por lo que prefiere no señalar a nadie.
Sobre los hechos recordó que “ese día él estuvo en la casa porque había amanecido enfermo con unos granitos en la axila y había tenido fiebre. Cuando llegamos a la casa, a eso de las 8:00 de la noche, dijo que hiciéramos arepas pero yo estaba cansada así que él mismo las preparó”, contó.
Añadió que “mientras amamantaba a mi hijo menor, Luis Gabriel se encargó de preparar la cena y después de comer salió a comprar algo a la tienda. Antes de salir me dijo que al regresar se encargaría de organizar la cocina”.
A los pocos minutos de salir, Adriana escuchó a su hijo discutir en la puerta de su casa. Afirmó que el joven le estaba pidiendo a unos sujetos que lo dejaran quieto y no se metieran con él.
La madre, quien estaba sentada en la sala de la cada, le escribió por WhatsApp a su hijo y le pidió que entrara de inmediato o llamaba a la Policía. Él le respondió “mami, es ‘el Bacalo’, ya voy a entrar. No llames a la Policía porque nos van a matar a todos”.
Luis, de acuerdo al relato de la progenitora, decidió no ingresar a la casa y salir corriendo, pero antes se conectó con ella por videollamada donde le narró lo que estaba viviendo. “Mi hijo corría por una calle y me decía que lo iban a matar, que le ayudara. Yo les alcancé a hablar y les pedía que no me le hicieran nada”, añadió.
Cuenta Adriana que fue trágico para ella ver cómo le tumbaron la gorra y lo agarraron del cabello, luego escuchó los disparos y la videollamada finalizó. Seguido, la mujer salió de la casa, caminó unas cuadras y halló a su hijo muerto.
“Yo sé que a él lo arrastraron hasta ahí porque en la cara y en los brazos tenía raspaduras, en realidad lo mataron adentro de una casa”, contó con la voz entrecortada.
Luis Gabriel era el tercero de seis hermanos, actualmente cursaba sexto grado. Para su familia siempre fue un buen muchacho que últimamente permanecía más en casa pues “estaba juicioso con la novia que tenía, a la que le dedicaba la mayor parte del tiempo”.