Todo está listo para que un avión de la DEA aterrice en Bogotá y se lleve extraditado a un colombiano que lideró una serie de asaltos violentos contra joyeros de Estados Unidos que, de acuerdo con una investigación federal, superaron el millón de dólares (unos 4.500 millones de pesos).
Su nombre es Paul Alberto Jarrín Duarte, tiene 55 años y la justicia de Texas lo quiere llevar a juicio por el delito para lavar instrumentos monetarios, en la medida de que se alió con otros delincuentes para robar a comerciantes de gemas de alto valor y luego comercializarlas en el exterior. Incluso, hay indicios de que coordinó lo asaltos desde Bogotá y que parte de las joyas hurtadas en ciudades como Dallas y Houston las vendió en territorio colombiano.
“Fue parte de un concierto para delinquir, porque los participantes del robo asaltaron a vendedores de joyas para robarles su dinero y las joyas”, quedó plasmado en el expediente federal de la Corte del Distrito Norte de Texas y cuyos apartados principales conoció EL COLOMBIANO.
La pista se le seguía a Jarrín Duarte desde noviembre de 2016, cuando se registró el “robo con violencia” a un comerciante que transportaba en ese momento relojes en oro e incrustaciones con diamantes. Estaban avaluados en cerca de un millón de dólares.
Para ese momento, el FBI corroboró que miembros de la banda que perpetraron ese atraco en Texas se comunicaron con el colombiano para ultimar detalles de cómo blanquear esos objetos. De ahí se supo que otra de las técnicas era fundir las joyas robadas para luego comercializar el material.
Además, se documentaron al menos tres encuentros en hoteles de Dallas para pactar el pago por el robo y la entrega de las joyas. En una de esas citas se acordaron pagos de hasta 230 mil dólares, unos $1.035 millones, hasta que se completara el monto acordado por ese atraco.
“Se hicieron pagos a los participantes en los robos de joyas en Nueva York, Texas, en el país de Colombia y en otros lugares”, quedó reseñado en otro apartado del expediente federal, con lo que se demostraría que la red que se tejió con apoyo de Jarrín Duarte tenía tentáculos más allá de Texas.
Por todo esto, una corte federal lo acusó el 4 de noviembre de 2020 y, a partir de ahí, se comenzó el trámite diplomático para pedir su extradición.
En ese contexto, el 25 de enero de 2022, este sujeto fue capturado en Bogotá con una orden de arresto de Interpol y de inmediato llevado ante un juez para notificarle el proceso en Texas. Parte de los cargos que le leyeron en ese momento dieron cuenta de que en Estados Unidos le tenían documentados varios asaltos violentos a joyeros de ese país, especialmente entre 2016 y 2017.
Fuentes enteradas del proceso hicieron saber que Jarrín Duarte pidió acelerar el trámite judicial de su envío a Texas, por lo que el primero de marzo pasado la Sala Penal de la Corte Suprema le dio el visto bueno al requerimiento estadounidense.
Y ya con base en ese documento, el presidente Gustavo Petro firmó el 10 de abril la resolución 079 de 2023 –conocida por este diario–, en la que autorizó definitivamente la extradición.
En todo caso, Paul Alberto Jarrín Duarte tiene pendiente un expediente ante la Fiscalía 366 –de la seccional Bogotá–, por su presunta responsabilidad en el delito de “falsedad material en documento público”. Lo que está por verse es si después de ser sentenciado en Texas, y de que purgue su condena en Estados Unidos, este sujeto tendría que regresar a Colombia para responder por ese caso que le queda pendiente.
Pero mientras se define ese asunto judicial, lo cierto es que es cuestión de días para que el avión coordinado por las autoridades de Texas aterrice en Bogotá para llevarse a Jarrín Duarte a una cárcel en Dallas.