“El sistema actual es producto de treinta años de innovación y trabajo colectivo. Destruirlo sería un suicidio”. Con estas palabras, el actual ministro de Educación y exministro de Salud, Alejandro Gaviria, cuestionó el proyecto de reforma a la salud que está diseñando el gobierno de su jefe, Gustavo Petro.
El funcionario planteó sus interrogantes este miércoles durante un consejo de ministros, en el que, entre otros temas, se abordaron las estrategias que la Casa de Nariño impulsará el primer semestre del año para sacar adelante sus reformas estructurales a la salud, la justicia y las pensiones, entre otras.
“Todo esfuerzo reformista debe empezar por un diagnóstico (…). Eso no ha ocurrido con la reforma de salud que ahora se propone. El diagnóstico no es claro. Pareciera insinuar que todos, o la mayoría de los problemas, se originan en la administración (privada o no pública) del sistema. Como si eliminar las EPS fuera una solución a los problemas de insostenibilidad financiera, corrupción y desigualdades territoriales. No es así”, leyó Gaviria en la reunión.
El documento en el que expuso sus interrogantes, de cuatro páginas y titulado “Sobre la reforma a la salud”, se filtró a la opinión pública, dejando patentes sus preocupaciones por el proyecto que lidera la ministra de Salud, Carolina Corcho. En el eje de su propuesta, que todavía parece estar en etapa de ajustes, está la transición a un sistema totalmente público, en el que las funciones de las EPS sean reemplazadas por un organismo estatal.
“La experiencia de Colombia con pagadores únicos públicos ha sido desastrosa. Lo fue con la llamada libre adscripción del Seguro Social en 1996, lo fue con los recobros directos del Fosyga por la atención a la población desplazada en 2001, lo fue durante la década pasada con los pagos de las secretarías de salud por los servicios No Pos del Régimen Subsidiado”, cuestionó.
Y añadió: “El país recuerda los carteles de la hemofilia, el VIH, enfermos psiquiátricos, etc. Todo esto podría repetirse a una mayor escala con la actual propuesta de reforma”.
Aunque reconoció que hay problemas que deben corregirse, Gaviria criticó los fundamentos que persigue el plan del gobierno de Gustavo Petro. “La reforma propuesta plantea una estrategia extraña: destruir lo que funciona en las ciudades para supuestamente arreglar lo que no funciona en las zonas rurales. En lugar de adaptar una estrategia de atención primaria al sistema, la reforma trata de adaptar todo el sistema a una estrategia de atención primaria. Una lógica extraña”.
Y reiteró: “Hay mucho que conservar del sistema actual. Casi todos los hogares colombianos están protegidos financieramente: una enfermedad no implica una quiebra familiar (…)”.
En cuanto a los pacientes, el exministro de Salud de Juan Manuel Santos explicó que su ruta de atención no es clara. “Hoy las EPS tienen diez veces más centros de atención primaria que los propuestos en la reforma, ¿qué va a pasar entonces? ¿No tendríamos en el esquema muchas más colas y problemas de atención?”.
Sobre este punto agregó que “las EPS tienen decenas de miles de personas empleadas para estas tareas. Con la reforma no se sabe quién va a asumirlas. ¿Pasarán los 110.000 empleados de las EPS a ser funcionarios públicos? ¿Quedarán los pacientes a la deriva? No hay respuestas para esas preguntas”.
Gaviria señaló vacíos en el diagnóstico del sector que hizo el Ministerio de Salud, en el plan para distribuir los recursos financieros, en la administración de los gastos y en el tiempo que llevaría la transición entre el actual sistema y el que pretenden implantar Petro y Corcho.
“Sin un diagnóstico claro ni una respuesta a las preguntas planteadas, la reforma propuesta puede hacer daño. Mucho daño. Lo que iría en contra del principio de siempre para quienes se ocupan de la salud de la gente: ante todo, no hacer daño”, fue su conclusión.
El Gobierno espera presentar el proyecto al Congreso este mes.