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La historia de la pareja que murió ahogada en un Audi en Medellín

Unas cuatro horas estuvieron bajo el agua los cuerpos de Luis Estrada y Alexandra Salazar. Su carro quedó atrapado en el deprimido de Los Músicos, donde hace 34 años sucedió una tragedia similar. Siguen las investigaciones.

Un giro a la derecha definió el desenlace de la vida de Luis Gonzalo Estrada y Alexandra Salazar. Así lo evidenció un video en el que se ve el momento en que el Audi de placas HAK-339, matriculado en Sabaneta, vira levantando los charcos de agua del pavimento. Al carro solo se le vio de nuevo unas 4 horas después, cuando los organismos de socorro lograron sacarlo del agua. Todo pasó entre las 8 y poco más de las 12 de la noche; en el interior estaban los dos ocupantes, el hombre y la mujer, que habían intentado huir de todas las formas posibles.

La fatídica noticia la dio a conocer el alcalde Daniel Quintero, a través de su cuenta de Twitter, a las 10:30 de la noche. “Lamento informar que hemos encontrado un vehículo completamente sumergido en el deprimido de Conquistadores”, dijo el alcalde. Y aunque en ese mismo mensaje habló de tres víctimas mortales, cerca de la 1 de la mañana de este domingo –cuando el carro pudo ser sacado del agua– se corroboró que eran dos: Alexandra y Luis.

La imagen fue desgarradora. El Audi fue arrastrado para hacer la inspección. Entonces, las autoridades notaron que el parabrisas estaba abollado. Todo indica que Luis Gonzalo, el conductor, intentó romper el vidrio sin éxito, pues era blindado. Pero el primer cuerpo que sacaron del vehículo fue el de Alexandra, que estaba en la parte trasera. Al parecer, viendo que no lograba salir, intentó romper el vidrio de atrás.

Contaron en el lugar, además, que gente que transitaba por el sector, en medio de la angustia, intentó ayudarlos a salir. Según testigos del sector, un hombre intentó romper el parabrisas del carro con un martillo, desesperado por salvar a los dos ocupantes. Pero el martillo no pudo mellar el blindaje de vehículo.

Los cuerpos estuvieron cerca de cuatro horas bajo el agua, pues el accidente habría sido entre las 8:00 y las 9:00 de la noche del sábado y solo comenzando la madrugada del domingo se logró sacar el vehículo del deprimido.

La inspección de los dos cuerpos, que se hizo ya de madrugada, estuvo a cargo de los agentes de Policía Judicial de la Secretaría de Movilidad de Medellín. El aguacero que azotó a la ciudad duró cuatro horas y, por fortuna, ya había parado cuando se hicieron las labores de rescate. Como se presumía que había otra persona desaparecida, los rescatistas se metieron al agua, que superaba los 3 metros de profundidad, con la intención de inspeccionarla.

Con linternas en los cascos, apenas visibles las cabezas sobre el agua marrón, los rescatistas nadaban en búsqueda de esa persona: tanteando en la oscuridad y buscaban también los desagües, que estaban colapsados. Unas horas después del incidente aparecieron fotos en las que se veían plásticos y basura en general en el lugar. Aunque es evidente que el aguacero desbordó la capacidad del alcantarillado, los desechos también potenciaron su taponamiento.

Volviendo a los hechos, lo que se cree –porque apenas se está investigando– es que el conductor creyó que podía pasar el deprimido, que ya estaba medio inundado. Cuando intentó atravesarlo, el carro se apagó por el agua que le entró al motor. La hipótesis es que, al apagarse, el sistema eléctrico se dañó y bloqueó las puertas y las ventanas. Esto, sumado a la presión del agua que incrementaba su nivel, le impidió que la pareja pudiera salir del Audi.

Las dos víctimas

La inspección de los cuerpos dio la primera pista sobre los fallecidos. EL COLOMBIANO conoció que los peritos encontraron elementos de bisutería que pertenecerían al conductor. Horas después, en efecto, se conoció que era un joyero de la ciudad.

Se sabe que Luis Gonzalo tenía 51 años y mantenía una relación con Alexandra, quien lo acompañaba. Ella era la dueña de un centro de estética que funciona en el barrio La América. En ese sector la recuerdan como una mujer callada y madre de una joven. Allí dicen que habían visto el Audi varias veces, lo que confirmaría que los dos ocupantes tenían un vínculo.

También se supo que la hija de Alexandra fue quien acudió a las diligencias cuando se identificó el cuerpo. Luis Gonzalo –por su parte– era padre de dos hijos, un adolescente de 15 años y una joven de 20.

Caos en la ciudad

La tarde del sábado se encapotó en el Valle de Aburrá, casi como un preludio de lo que iba a suceder. Las lluvias entraron por el suroriente y se fueron desplazando hacia el norte, donde arreciaron con más violencia. La mayor intensidad se alcanzó en el centro de Medellín. Muy cerca del llamado deprimido de Los Músicos, donde murieron Alexandra y Luis Gonzalo, vientos de hasta 100 kilómetros soplaron por entre árboles y edificios.

Esos vientos huracanados, como los llamó el Dagrd, sorprendieron a quienes veían los alumbrados del río a esa hora. Era la penúltima jornada de encendido. Ocho portones que hacían parte del juego de luces se vinieron al suelo e hirieron a 10 personas. Las estructuras cayeron estruendosamente y provocaron el pánico de los presentes.

En videos quedó grabado el angustioso llamado que un hombre hizo. a los organismos de socorro, que en pocos minutos atendieron a los heridos. De los 10, 3 tuvieron que ser trasladados a un centro hospitalario. Pero este domingo se armó una polémica porque corrió el rumor de que EPM, la empresa encargada del alumbrado, no cubriría los gastos médicos de los heridos. Sin embargo, Andrés Uribe, vicepresidente de riesgos de EPM, respondió que la empresa cuenta con un esquema de aseguramiento “robusto” que permite cubrir los gastos médicos de todos los afectados.

En todo caso el aguacero duró unas cuatro horas y, además del daño de los alumbrados, el río Medellín creció rápidamente. La descarga de agua fue excesiva para los afluentes del río. La Iguaná, por ejemplo, bajó desbordada, como ha pasado tantas veces en los últimos tres años. Y el deprimido de Bulerías también se inundó, pero afortunadamente ningún vehículo transitaba por ese lugar.

El Siata, por su parte, reportó riesgo rojo en las quebradas La Picacha y Altavista y en el río Medellín.

El Dagrd con Bomberos Medellín dedicaron varias horas de la noche al monitoreo de los distintos puntos de la ciudad y atendiendo las afectaciones en los diferentes sectores reportados.

Y es que el aguacero no dejó ni siquiera en paz al fútbol. En la noche del sábado se celebraba “La noche verdolaga”, un evento en el que Atlético Nacional recibía al equipo peruano Alianza Lima y homenajeaba a varios de sus ídolos. Pero los vientos y la lluvia impidieron que el partido se jugara y quedó reprogramado para ayer domingo.

La ciudad vivió una fatídica noche de sábado propiciada no solo por las lluvias, que fueron implacables, sino también por la falta de prevención, la exigua capacidad de los desagües y la mala disposición de residuos que tapan los alcantarillados. Alexandra y Luis Gonzalo, lamentablemente, fueron las víctimas esta vez, pero pudieron ser muchas más .

¿EL DAGRD ESTÁ SIN CONTRATISTAS PARA ATENDER LAS EMERGENCIAS?

Una grave denuncia hizo este domingo el concejal Daniel Duque frente al manejo del Dagrd, la entidad de la Alcaldía de Medellín encargada de prevenir y atender las emergencias de la ciudad.

A través de su cuenta de Twitter, el concejal aseguró que a buena parte del personal del Dagrd se le venció el contrato y aún no se le ha renovado. “Tengo información que me permite afirmar que ayer y hoy (sábado y domingo) han atendido emergencias varios profesionales sin contrato. ¡Esto es gravísimo! ¿Qué pasará si alguien se accidenta?”, cuestionó Duque.

La cifra que da el concejal es de 120 personas sin contrato. Los mismos se habrían terminado el pasado 30 de diciembre. A algunos –dijo Duque– se les renovó hasta el 8 y a otros hasta el 13. A renglón seguido, el concejal cuestionó si lo que pasó en el deprimido pudo evitarse: “Algunas preguntas sobre la tragedia de ayer en el deprimido: ¿sabían que este lugar cuenta con una cámara del Siata para monitorear en tiempo real el aumento del caudal del agua?, ¿se activaron los protocolos a tiempo?, ¿había personal suficiente para atender la situación?”.

Este domingo consultamos al Dagrd para tener una respuesta, pero –hasta el cierre de la edición– no habían contestado los mensajes.

Esta no es la primera vez que la entidad se ve envuelta en polémicas. A mediados del año pasado, por ejemplo, se criticó su negligencia para atender el riesgo en San Antonio de Prado, donde la comunidad había anunciado un peligro de deslizamiento.

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