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Mi Oficio Q’hubo: Liliana Jaimes, ‘vuelva alto’ con su zapatería

Para Liliana Jaimes, la zapatería se convirtió en la pasión de su vida, un don que adquirió desde que era una niña. “Nunca pensé en cambiar de oficio, porque este arte es muy bonito”.

El arte de la zapatería es un “don” que la familia Jaimes Espíndola lleva en las venas. Es una pasión hereditaria, que no implica mayor esfuerzo a la hora de crear un diseño, pues la base de sus productos es el amor, tal y como lo mencionó Liliana Jaimes Espíndola, la mayor de cuatro hermanos que conforman este hogar zapatero, y, además, santandereano.

Desde los 13 años ha estado involucrada en este oficio; sin embargo, fue hasta la edad de 16 cuando creó un zapato, lo calzó y se dio cuenta que ese producto sería ‘un machete’.

“Trabajaba de operaria, y fue la primera vez que fabriqué un zapato. Cuando vi el resultado yo dije: esto es lo mío”, agregó.

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‘Zapatero a su zapato’

Con alegría, ‘Lili’ aseguró que nunca ha pensado en cambiar su profesión, al contrario, siempre está en busca de mejorar sus diseños, complacer a sus clientes, y brindar un excelente servicio.

El aprendizaje fue totalmente empírico. Nunca hizo cursos, talleres o algún tipo de estudio para adquirir el conocimiento con el que hoy en día cuenta. Fueron sus tías las encargadas de impartir aquel preciado legado.

“Es algo que nació conmigo, todos somos zapateros. Mis tías fueron las que me enseñaron el arte. Así es la mejor forma de aprender, porque los cursos enseñan por encima”, indicó.

Un nuevo comienzo

Fue en el año 2007 cuando tomó la decisión de arriesgarse y emprender el sueño de ser independiente.

Aunque al inicio no fue fácil, Liliana, una mujer ‘guerrera’ y echada pa’ lante, pudo sacar a flote su primer negocio, D’ nattis.

“Lo difícil es comenzar a buscar lo clientes, y que el producto guste en el comercio, eso es complicado”.

Recordó con nostalgia una ocasión en la que tuvo la oportunidad de comercializar sus propios diseños, estar frente a los posibles clientes. Ese momento fue efusivo e importante, ya que pudo comprobar, en carne propia, el agrado con el que las personas compraban sus zapatos. “Fue como un nuevo comienzo”.

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Propios fabricantes

Ella, junto a su equipo de trabajo, son los encargados de ejecutar todo el proceso de fabricación. En pocas palabras, las manos creativas de D’nattis. Son los responsables de la cortada, el armado, costura, soldadura, y el último paso, el emplantillado. Lo fundamental es contar un zapato diferente, único en el mercado, factor importante y con el que cuenta Lili.

“Uno le va cogiendo más amor a medida en que va creando el zapato”.

Continuar por este camino, es una motivación constante. Significa seguir construyendo la historia de una familia, el cual se convirtió en un estilo de vida, y en el sustento para muchas manos fabricantes.

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