Desde hace quince años, cientos de gironeses hacen una parada en El Samán Colonial, la tienda y cafetería de Humberto Correa Serrano que cuenta con la mejor actitud de servicio.
“Por la mañana está la gente del campo, que es la que baja a hacer mercado o a llevar sus cosas de Navidad. Todos están surtiendo sus casas”, cuenta don Humberto, quien es el propietario de esta tienda que en todo momento es muy concurrida por los habitantes de Girón, al estar ubicada a dos cuadras del parque principal.
Su aspecto colonial y acogedor es una de las características que también ayuda a que su tienda sea la preferida de muchos gironeses. “Hay que atenderlos bien”, dice don Humberto, quien asegura que el servicio al cliente debe ser el mejor para que siempre regrese. Sin embargo, el propietario de El Samán Colonial cuenta que es importante establecer límites con los clientes para que su puesto se mantenga en orden. “Uno también es como una escuela y toca educarlos. A veces se pasan de la raya”, agrega.
Humberto llegó al mundo de los tenderos por puro destino, así lo asegura él mismo cuando recuerda que antes de montar su negocio era un empleado que trabajó en múltiples negocios. “Yo trabajé en panadería, pero esto fue lo que más me llamó la atención. A mí no me gustó ser empleado, preferí mejor adecuarme en esta tienda”.
Chocolate, café, avena, masato, kumix o un pedazo de cuajada son algunos de los productos que Correa ofrece en su tienda y cafetería ubicada a dos cuadras del Parque Principal de Girón.
“En quince años la gente ya lo reconoce a uno. Yo me pierdo tantico y ya la gente me pregunta”, dice entre risas don Humberto, quien atiende junto con su esposa todo el día desde las 6:00 de la mañana. La temporada navideña y la Semana Santa son las fechas con más venta para El Samán Colonial gracias a los turistas que llegan a este municipio.
El día a día de un tendero suele ser muy ajetreado, pues los horarios no permiten mucho tiempo libre para los propietarios. “Son muy pocos los días que uno saca para descansar”, sostiene don Humberto, pues sus días de descanso suelen ser cada quince días o dependiendo de cómo lo organice.