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Q’hubo en los barrios llegó al 20 de Julio, un sector con mucha historia

Actualmente, el barrio cuenta con 110 viviendas ubicadas entre los angostos pasos peatonales. Una comunidad en donde priman el bienestar y las ganas de trabajar.

Una comunidad pujante y ‘echada pa’ adelante’, así son los residentes del barrio 20 Julio. Un sector más santandereano que la hormiga culona, pues la mayoría de sus habitantes son nacidos en esta región.

Más de 45 años de historia
Un 20 de Julio de 1971 llegaron las primeras tres familias a poblar esta zona. Construyeron sus ‘casitas’ en lona y madera, sobre la vía que de Bucaramanga conduce a Girón.

Sin importar la difícil topografía, años después lograron sortear y dar paso a las más de 110 viviendas en ladrillo y concreto, las cuales, hoy en día le dieron paso a este acogedor sector.

Fue así como acogió esta fecha como nombre. Y desde entonces, cada año, los vecinos izan la bandera tricolor con orgullo, como símbolo de homenaje a la Independencia de Colombia.

Con canchas de minitejo, venta de mute, licor, música y todos reunidos con la camisa de la Selección Colombia puesta, así es el ambiente de celebración los 20 Julio. Sin embargo, este año la programación cambió.

“Ahora por el sector no se puede hacer tanto ruido, ni tanta algarabía. Además el tema de la pandemia sigue latente, entonces evitamos reunirnos”, dijo Jesús Villate Villamil, presidente de la Junta de Acción Comunal.

Entre gradas y pasillos
Entre las particularidades con las que cuenta este barrio, se encuentran sus angostos pasos peatonales y gradas, una especie de ‘laberinto’ que conduce a la puerta de cada vivienda, y permite una constante comunicación entre quienes viven allí.

Están con todos los ‘fierros’
Como todo comienzo, su construcción y acceso a los servicios también fue complejo y limitado.

En ese entonces, la única opción fue emplear velas para tener luz en sus casas, pero ante la insistencia de los pobladores, “entró la Electrificadora y nos pusieron la luz. Ya gran parte de los hogares tienen este servicio, inclusive, esta semana se instalará el nuevo contador a 30 familias que aún no lo poseen”, agregó don Jesús.

Con el agua se presentaba la misma situación. Para acceder tenían que transportar el agua ‘a punta de balde’, “había un tanque comunal y tocaba cargar el agua para las casas”. Fue hasta el año 1996 que el acueducto llegó al sector.

Reina la economía
La frase “siempre adelante, ni un pasó atrás”, representa, en gran medida, a los trabajadores que viven en el 20 de Julio.

Si realiza un recorrido, usted puede encontrar desde negocio de empanadas, hasta confección de ropa.
Precisamente, existe una tienda que es la encargada de surtir a la comunidad, pues no existe una plaza cerca para realizar ‘la compra’.

“Reinan los micromercados y todas las personas van a estos sitios a comprar lo que necesiten, pero acá en el barrio tenemos la tienda que nos suministra los alimentos”.

Invadidos de mototaxistas
Ante la falta de rutas de transporte público y Metrolínea, “el barrio se convirtió en pura piratería”. Es común observar a las personas utilizar este servicio para trasladarse por la ciudad.

Educación

Los niños y niñas asisten al colegio más cercano, en este caso a la Institución Educativa Nuestra Señora del Pilar sede E, en el barrio Pablo VI.

“Antes había un jardín dentro del 20 de Julio para los pequeños, pero la señora encargada se fue para Girón”.

Parques

Aunque a unas cuantas cuadras cuentan con la cancha de fútbol del barrio La Victoria, este sector ya cuenta con su propia zona de recreación: un pequeño parque de juegos para los niños, el cual fue construido por la comunidad.

Salud

Para acceder a este servicio, los habitantes del 20 de Julio asisten al puesto de salud que se encuentra ubicado en un barrio aledaño, el Pablo VI. En este centro asistencial reciben atención básica y además, “hay muy buena atención”.

Seguridad

“Tiempo atrás, las escaleras parecían ‘Cuadra Picha’, la gente venía a hacer fiesta acá. Al que no conocían lo ‘atracaban’ y tenían que dejar la cuota”, pero por fortuna, esa situación cambió.

La comunidad instaló cinco cámaras de seguridad, las cuales están conectadas con el CAI de la Victoria, y con la Sijín. “Corrimos la delincuencia, se puede decir que es uno de los barrios más seguros”.

Transporte

Desde hace cuatro años, la comunidad quedó ‘desamparada’. Las rutas de Metrolínea que transitaban por este sector, fueron retiradas.

“Dejaron la AB1 y esa se demoraba mucho en pasar, la gente ya no se montaba así que la quitaron”. Ahora dos rutas de buses realizan el recorrido: La Feria y Don Bosco. “Algunos salen a la autopista de Girón y ahí agarran transporte”.

Vías

Las vías no son un problema en este barrio, pues la principal se encuentra en buen estado. Además, al interior del barrio no tienen problema para el traslado. Los pasillos y gradas están en buenas condiciones.

La sazón del 20 de Julio

Hacer empanadas es una labor heredada de su mamá. Un trabajo que se convirtió en tradición junto con sus hermanos.

Todos los días, Rosalba León Acuña, de 54 años, sale de su casa a comprar los productos necesarios para la venta. A las 3:00 de la tarde empieza la ‘movida’. Se ubica en la entrada del 20 de Julio a ofrecer las empanadas, papas rellenas, arepas de pollo, regañonas, chorizos, rellenas y, en ocasiones, hasta pollo frito. De cualquier forma se rebusca para ayudar su hogar.

Coladores en tela para el café

Susana Robles es una de las mujeres emprendedoras del barrio. Hace tres años tuvo que renunciar a su trabajo porque no tenía quién cuidara de su pequeño, así que no tuvo otra opción que ‘sacar a flote’ sus habilidades en la confección e independizarse. “Con mi esposo llegamos a un acuerdo de crear el negocio. Yo sé coser, pero no lo ejercía, entonces compramos una máquina y empecé a hacer coladores de café”.

Una idea de negocio que les cambió el ritmo de vida, con más tiempo para compartir con su familia. Al día, esta santandereana de 41 años, fabrica diez docenas de coladores de café, y maneja tres medidas.

La tienda que ‘surte’ al barrio

Desde hace cinco años, Nalji Uribe es la encargada de suministrar los productos de la canasta familiar en el barrio 20 de Julio. En su tienda, los vecinos pueden encontrar desde carnes, víveres, hasta los artículos de aseo. La tienda ‘Salomar’ le ha dejado solo buenas experiencias, aunque ha tenido ‘ratos amargos’ al cuadrar cuentas con los vecinos. “Algunos se disgustan porque uno les cobra; sin embargo, yo sigo fiando”.

El negocio se ha ganado el cariño de quienes viven en este barrio, así que las ventas no se hacen esperar.

Un negocio familiar

Las ganas de salir adelante motivaron a que doña Magola Rincón, junto a sus dos hijas le apostaran al negocio de las confecciones. Sin tener conocimiento previo, tan solo con la experiencia de una de sus hijas, compraron dos máquinas de coser e iniciaron con el negocio. “Los primeros días fueron terribles, la ropa nos quedaba mal y nos tocaba soltar todo”.

Desde hace 15 años, la especialidad es la ropa para bebé, la cual, a diario, es fabricada en su hogar. “Nos ha dado para comer y a mi hija le dio para graduarse de enfermera”.

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