Por física falta de cultura ciudadana, a las fuentes hídricas del área metropolitana les arrojan de manera constante elementos químicos, residuos de construcción, materia fecal y, en general, una gran cantidad de desperdicios.
Lo anterior sin contar que ellas reciben aguas residuales domésticas provenientes del alcantarillado improvisado de municipios vecinos, lo que además genera olores nauseabundos.
Tras la medición realizada en puntos situados en las principales corrientes del área, se evidencian las toneladas de basura que llegan a quebradas y ríos. El problema se ha venido acrecentando tras la proliferación de asentamientos subnormales que, ante la falta de redes públicas, depositan sus desechos en dichas corrientes.
La población del área metropolitana de la capital santandereana descarga un promedio diario de 30,5 toneladas de sólidos orgánicos al Río de Oro, por mencionar solo el caso de ese afluente.
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Además de la contaminación, la basura que se arroja a las quebradas se convierte en una de las causas por las cuales, en temporadas invernales, estas fuentes hídricas son más propensas a causar los estragos que dejan las inundaciones.
En Bucaramanga existe un Sistema de Alertas Tempranas, SAT, el cual cuenta actualmente con siete pluviómetros, tres medidores de nivel de agua en ríos y ocho cornetas comunitarias.
Así las cosas, el gobierno local le sigue la pista en tiempo real al nivel de los ríos, ya que este sistema le permite conocer a la Oficina de Gestión del Riesgo en qué parte de la ciudad llueve y su nivel de intensidad, además de advertir a las comunidades sobre emergencias por crecientes súbitas o avenidas torrenciales.
Luis Ernesto Ortega, coordinador de la Unidad Municipal de Gestión del Riesgo, dijo que estos equipos están siendo ubicados en municipios aledaños para conocer el nivel de las aguas antes de llegar a la meseta: “Se vigilarán las partes altas de Piedecuesta y Girón para darles una respuesta inmediata a las comunidades que se encuentran sobre el margen de los afluentes”.
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Actualmente el SAT cuenta con cuatro medidores del nivel agua: dos en el río de Oro y dos en el río Suratá, así como ocho pluviómetros. A lo anterior se suma una alarma comunitaria, compuesta por ocho cornetas y un radiomodem, que transmite de forma inalámbrica a una distancia que puede llegar a decenas de kilómetros en el asentamiento Puente Nariño.
El Ideam pronosticó más precipitaciones en el área, las cuales arreciarán de manera intermitente hasta mediados de agosto.