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Mi Oficio Q’hubo: Julieth Ramírez le pone sazón a la ArepBurger

La satisfacción que siente por lo logrado es enorme, en cada pedido que realiza se ve reflejado el sacrificio y amor con el que se prepara. Si desea conocer su producto, puede comunicarse al 3174342677.

En Santander, las mujeres son echadas pa’ adelante, dispuestas a lograr cada meta que se proponen. Un ejemplo claro de ello es Julieth Natalia Ramírez Jaimes, una santandereana de 30 años que decidió ser independiente, crear su propio negocio, y apostar todo por cumplir sus sueños.

Estudió Tecnología en Gestión Industrial, profesión que ejerció por más de nueve años; sin embargo, hace cinco, nació la idea de crear un emprendimiento de comida.

“Trabajaba en el campo de la contabilidad, en el calzado, y los fines de semana vendía perros, pero terminaba muy cansada, y no me quedaba tiempo para mi familia, para mi hija”, dijo Julieth.

ArepBurger

La idea de negocio se dio al interior de su hogar, cuando su mamá cambió la tradicional receta de las hamburguesas, por agregarle arepa de maíz pelado, en lugar de pan.

“Nos encantó, quedó deliciosa. Ahí le dije a mi mamá que abriéramos una venta de hamburguesas, pero de arepa, llamada ArepBurger. Así nació”, aseguró.

La motivación y ganas de emprender, fueron sus mejores aliados. Como siempre se ha inclinado por ser independiente, no dudó dos veces en compartir esta meta con Omar, su esposo, quien solo le respondió: ¡Hágale!

Su esposo, con algunos conocimientos sobre la gastronomía, se encargó de encontrar la sazón perfecta para la carne. La ‘fórmula’ de la piña fue hecha por su mamá, y la tártara se creó a raíz de los consejos y recomendaciones que recibieron de sus amigos y familiares.

“Entre los dos visitábamos diferentes sitios de comida. Mirábamos la preparación de las hamburguesas, todos los ingredientes, y poco a poco la fuimos mejorando”, indicó.

Entre videos de recetas y preparación, salió la mejor ArepBurger. Aunque Omar tuvo que regresar a su oficio, el comercio, ‘Yuyis’ no se rindió y enfrentó en el gran reto sola.

Hace aproximadamente ocho meses renunció a su antiguo trabajo. Arrendó un ‘pedacito’ de un terreno que estaba desocupado, lo adecuó, compró un ‘food trucks’, y arrancó.

“Me tocó ahorrar porque no tenía capital. Guardaba las ganancias que me dejaban los perros calientes que vendía el fin de semana. Además, los clientes ya nos pedían las arepburger, eso fue una motivación más para arriesgarme”, agregó.

El producto tuvo furor en el gremio del calzado, donde actualmente tiene a sus más fieles clientes. “Todos nos dicen que están contentísimos de que tengamos un punto físico. Que es una comida diferente, llena más. Tiene ese ‘toque’ diferenciador entre los demás”.

Crecer para ayudar

En ocasiones, el miedo se apodera de Natalia, pero no deja nublar sus objetivos. Sueña con tener un local más grande, “algo más chévere, como para explotar todas las ideas que tengo. Acá donde estoy es muy pequeño y limitado”.

A medida en que pueda crecer en su oficio, Julieth quiere también generar empleo para sus allegados que lo necesiten. El don de servir siempre ha estado con ella, extender su mano para ayudar.

“Mi meta es tener un local más grande, me gustaría poder dar empleo”.

La satisfacción que siente por lo logrado es enorme, en cada pedido que realiza se ve reflejado el sacrificio y amor con el que se prepara. “Es importante mejorar a diario. Para mí es un reto porque a veces me da miedo que a las personas no les guste”.

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