Desde el domingo, Bucaramanga le dijo adiós al uso del tapabocas en espacios cerrados.
La medida, que fue propuesta y aprobada por el Gobierno Nacional, tuvo el visto bueno tras comprobar que en la ‘Ciudad Bonita’ se cumplió la meta de lograr vacunar con esquema completo al 70% de la población y con dosis de refuerzo al 40%.
Sin embargo, en los servicios de salud, hogares geriátricos y transporte público, la mascarilla seguirá siendo obligatoria. En los colegios y universidades también, pero hasta el 15 de mayo próximo.
Juan José Rey, secretario de Salud de Bucaramanga, señaló que «lo más importante es que cualquier persona, ante cualquier síntoma, sea dolor de garganta, tos o secreción nasal se ponga el tapabocas en la calle o en espacios cerrados. Ahora se convierte en una responsabilidad ciudadana. Ya aprendimos que cuando tenemos gripes, la medida debe permanecer».
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Agregó que dentro de las empresas y en general en la vida cotidiana, existen protocolos de bioseguridad que permanecen, el lavado de manos, el uso de alcohol y el distanciamiento.
«Las personas de alguna manera han venido manifestando la incomodidad de la utilización del tapabocas para la comunicación, dejar de usarlo es un alivio, además que en cierta forma van a dejar de gastar dinero en la compra de los tapabocas, lo que representa un ahorro para muchos», indicó.
Sin embargo, resaltó que no van a dejar de vigilar y estar atentos a las cifras. «El tapabocas es una medida de protección de transmisión del virus. Debemos seguir muy vigilantes, pues aún estamos en emergencia sanitaria. Todo el mes de abril fue espectacular en cifras, pero si tenemos algún comportamiento al alza, las medidas se deben revaluar», agregó.
En ese sentido dijo que las personas con comorbilidades o enfermedades graves que comprometan sus defensas deben mantenerlo.
De otro lado, Mauricio Orozco Levi, jefe de Neumología del Hospital Internacional de Colombia, HIC, explicó que «el tapabocas es una forma de protección física para disminuir el riesgo de infectarnos por coronavirus y otros virus o bacterias, como por ejemplo la tuberculosis. El riesgo actual no es cero, estamos ante una pandemia, que ha disminuido el número de casos por día y que la vacunación ha sido muy importante para disminuir la mortalidad o la necesidad de hospitalización por la infección, pero no es una enfermedad erradicada, quiere decir que aun existe la probabilidad de infectarse».
Su recomendación, como neumólogo, es que en espacios cerrados, en espacios donde haya tumultos o en donde haya mayor probabilidad de compartir elementos y siga existiendo el riesgo de infectarse, se use el tapabocas.
«Promovemos y recomendamos continuar con el uso de la mascarilla, el mapa de la pandemia muestra que han habido cuatro picos, pero es posible que venga un quinto. Sigue habiendo casos diarios y aunque la mortalidad ha disminuido no quiere decir que no sea una enfermedad grave. Las mascarillas siguen siendo elementos de protección para una enfermedad que no ha sido erradicada», dijo.
Finalmente, Carlos Ibarra, subgerente de Servicios Médicos del Hospital Universitario de Santander, HUS, señaló que desde el punto de vista médico no hay muchos puntos a favor, pero si desde lo personal, pues a muchos ya les incomoda.
«Para algunas personas es incómodo usar el tapabocas por temas de alergias en la piel, problemas respiratorios o dermatitis de contacto, sin embargo, la mayor razón para ya no usarlo es que sienten incomodidad por no poder respirar con tranquilidad», reveló.
Dijo que usar el tapabocas, además de prevenir el COVID-19, previene otra clase de enfermedades respiratorias.
«Tenemos otros virus circulando de manera natural, y el no usar el tapabocas puede traer un aumento de personas contagiadas de COVID-19 o de otras enfermedades».
Enfatizó, al igual que el Secretario de Salud, en que las personas con enfermedades crónicas o con comorbilidades deberían usarlo por decisión propia, pues tienen más riesgo.