Nohemy Barajas tiene claro que padece una discapacidad, sin embargo, eso no ha impedido que desarrolle su vida y que cree diversos universos con sus pequeñas manos.
Esos mundos, galaxias y paisajes, llenos de color y diferentes texturas, se han convertido casi que en su salvación, en su terapia.
Hace 32 años empezó a sufrir de las articulaciones, hace unos 20 tuvo que sentarse en una silla de ruedas para movilizarse, pero desde que ese duro momento tocó su vida, le ha metido el hombro al camello y hace 10, confecciona las ‘prendas’ más lindas: cuadros de tela en los que crea personajes y paisajes con más tela.
No desperdicia nada, en cada uno de los retazos que usa ve su próxima creación, y aunque no le ha tocado fácil, su arte y su familia, han sido su gran compañía.
“Hace 32 años aparecí con una artritis, primero me habían dicho que era un cáncer de huesos, luego tuve el parto de mi última hija y no podía caminar, desde ahí hasta el día de hoy, no he podido caminar.
“Al principio pude andar con muletas, pero por el peso del cuerpo no pude más”, precisa.
Vivió y conoció a su esposo en Cúcuta, tuvo dos hijos, regresó a Floridablanca, tuvo a sus otros cuatro hijos y pese a que inició su nueva vida con una discapacidad y le dio muy duro, pudo seguir adelante con mucho amor.
Sus primeros acercamientos a su arte fueron por la modistería que desempeñaba su madre, pues a los 7 años ya le hacía vestidos a su hermana menor.
Aunque todavía la ven muchos especialistas y no hay una respuesta exacta sobre lo que padece, ella no pierde el positivismo.
“Estando en la silla fue que empecé a pensar en que se podía hacer algo distinto con las telas, lo intenté y lo logré.
“A mí esto me gusta mucho. La alegría mía es coger la aguja y aunque se me dificulta a veces enhebrarla, ahí voy, me siento muy feliz haciendo esto porque es gracias a Dios que tengo esa capacidad de aceptar mi enfermedad, de ver la luz del día y yo nunca estoy desocupada”.
