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Santandereanos postergan vacunación para evitar que efectos dañen sus fiestas

El aumento de casos COVID-19 vuelve a ser materia de preocupación, especialmente porque gran parte de los contagios se siguen concentrando en adultos jóvenes, una población que se habría detenido en la segunda dosis.

Dada la situación epidemiológica de personas en edad productiva o edad joven y la circulación de la variante ómicron en el país, epidemiólogos en Santander sugieren priorizar y reforzar la vacunación en personas que se encuentren entre los 20 y 49 años de edad.

Un último informe presentado por la Gobernación de Santander advierte que estas personas, pese a que han tenido un buen comportamiento en la aplicación de la primera dosis, con la segunda dosis no ocurre lo mismo.

Estos bajos indicadores de inmunización, dicen las autoridades sanitarias, estarían ocurriendo por las fiestas decembrinas. Pues este mes ha disminuido de manera considerable la aplicación de biológicos, ya que una gran parte de la población ha decidido postergarla para evitar “enfermarse” por posibles efectos posvacuna.

De manera precisa, se pudo conocer que el 63% de la población santandereana de 20 a 24 años tiene primera dosis y solo el 25% segunda dosis; de 25 a 29 años, el 63% tiene primera dosis y el 25% segunda dosis; de 30 a 34 años, el 62% tiene primera dosis y el 30% segunda dosis; y en los de 35 a 39 años se registra el 63% con primera dosis y el 36% con segunda dosis.

A corte del 23 de diciembre, en Santander, ya se habían aplicado un total de 3.026.740 dosis en el departamento, lo que ha permitido que el 76% de la población Dane reportada cuente con primera y única dosis y el 58% con segundas y única dosis.

Laura Rodríguez, coordinadora de las Salas Situacionales de Santander para el manejo de la pandemia del COVID-19, afirmó que es importante vacunar a este grupo etario, ya que con la inmunización de esta población se reduce la cantidad de años perdidos, pero también se reduce en casi 800 veces la probabilidad de que mueran padres de niños entre los 3 y 11 años.

“La prioridad debe ser en este grupo de edad, tal vez en los menores de 3 a 11 años no sea una prioridad en Colombia, en estos momentos”, precisó Rodríguez.

Con base en un análisis realizado por Rodríguez y ocho epidemiólogos más, una de las razones para llamar la atención de esta población es la orfandad. “La orfandad es una de las consecuencias más devastadoras para el bienestar y la vida de un niño”.

Según el documento publicado por Leonelo Bautista, Laura Rodríguez, Víctor Mauricio Herrera, Ruth Martínez, Luis Sosa, Myriam Oróstegui, Lina Vera, Jorge Alvarado y Álvaro Idrovo, “de acuerdo con un estudio sobre la orfandad, hasta abril del 2021, 33.293 niños colombianos perdieron a sus padres o a la persona que los cuidaba a consecuencia de COVID-19. Tomando en cuenta que entre las personas de 20-49 años cerca de 16,3 millones no han sido vacunados y que la letalidad por COVID-19 en este grupo, antes de iniciar su vacunación, era de 3,23 por 1000, se esperaría que 52.754 de ellos murieran, dejando huérfanos a sus hijos”.

“De esta forma, el número de casos nuevos de orfandad en niños de 3-11 años sería 799 veces mayor que el número de muertes ocurrido hasta noviembre. Estas cifras de orfandad muestran, por sí solas, y de manera convincente que para proteger la salud y bienestar de nuestros niños sería preferible, más beneficioso, concentrar los esfuerzos de vacunación en los grupos de edad de adultos jóvenes”.

De los 234.621 casos de COVID-19 que se han registrado en Santander, cerca del 43% se notificaron en este grupo poblacional. Específicamente, se han contagio 21.123 adultos de 20 a 24 años, 27.312 adultos de 25 a 29 años, 27.057 adultos de 30 a 34 años y 25.770 adultos de 35 a 39.

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