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Ex habitante de calle se reencontró con su familia en Bucaramanga

El hombre frecuentaba sectores como Cabecera y el Centro. Vivió el rigor y sufrimiento de estar sin rumbo y con diversas necesidades por la adicción a las drogas.

En un abrazo cargado de lágrimas de alegría, emoción y sorpresa, se fundieron Víctor Lopera y su hermana Paola Andrea Lopera. No se veían desde hace 20 años luego de que Víctor, nacido hace 35 en Medellín, se fuera de su casa por problemas personales y terminara deambulando por el Bajo Cauca y la Costa Caribe, antes de llegar en el 2012 a la capital santandereana.

Y claro, esta decisión le costó sufrimiento y lágrimas, ya que todo este tiempo estuvo viviendo en las calles.
“Yo dormía en el piso. No me importaba si me bañaba o no y a toda hora me mantenía solo. Hasta que un día me senté a llorar y me pregunté “¿qué estoy haciendo con mi vida?”.

Él anhelaba encontrar a su familia, a quienes había dejado atrás por malas decisiones. Los golpes que le dio la vida lo llevaron a reflexionar y rogarle a Dios, ese que quizá también debió olvidar durante varios años, a que lo ‘encarrilara’ y le diera una nueva oportunidad. “El propósito mío era encontrarlos a ellos otra vez. Me sentía mal. No sentía el cariño de nadie. Me sentía rechazado”, agregó.

Pasó el tiempo y llegó el día de su suerte. “Me fui a una brigada de la Secretaría de Desarrollo Social de Bucaramanga y preguntaron que quién quería irse para un centro de rehabilitación y tomé la decisión. Yo dije, ya no más; son 20 años que no he hecho nada, solo estar en las calles… y entré a la fundación No te rindas”, contó.

Allí contactaron por redes sociales a sus familiares en Antioquia e hicieron posible, en un espacio adecuado en el barrio La Victoria, que se reencontrara de nuevo con su hermana, tíos y sobrinos.

“Teníamos 20 años sin vernos. Nunca supimos nada de él. Nunca nos dio una pista de dónde estaba. No sabíamos si estaba vivo. Para mí ha sido un regalo de Dios y de la vida. Los vamos a acompañar y tendrá lo que se merece. Su vida va a cambiar demasiado”, expresó Paola Andrea Lopera, hermana de Víctor.

La mujer aseguró que este encuentro le produjo sentimientos encontrados y apuntó, “es la felicidad de haberlo encontrado, pero a la vez una tristeza de saber que sufrió tanto en la calle, porque él no se merecía eso”.

Finalmente, Víctor agradeció de manera especial a quienes lo ayudaron a que esto fuera realidad. “En la fundación me enseñaron que uno vale mucho como persona, que tiene que aprender a valorarse. Les agradezco por todo lo que hicieron conmigo, por ayudarme a que saliera adelante”.

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