La Cdmb dio a conocer una satisfactoria liberación de un ocelote, mejor conocido como tigrillo, que tras casi un año de superación de unas heridas leves, regresó a su hábitat.
Al salir el sol, las autoridades ambientales procedieron a darle libertad al felino. Fue necesario sedar al animal para ser trasladado en una jaula móvil a una zona boscosa de la ciudad.
“En general llegó en buenas condiciones, a excepción de unas laceraciones en la piel. Se presume que estas afectaciones fueron a causa de alguna cerca o arbusto. Se le realizaron las respectivas curaciones y al sanar inició la rehabilitación, la cual duró ocho meses. Este proceso consistió en la enseñanza y puesta en práctica de sus facultades instintivas para que él aprendiera a cazar y creciera en buenas condiciones. Esto con el fin que al ser liberado tuviera la capacidad de defenderse y alimentarse por sí mismo”, indicó el médico veterinario Juan Sebastián Mejía, Coordinador del CAV de la Cdmb.
El felino, que en su momento tenía cerca de un año de edad y pesaba 7 kilos, permaneció ocho meses en dicho centro con diferentes laceraciones en la piel posiblemente causadas por una cerca o arbustos, por lo que requirió pasar un tiempo en este espacio para recibir el respectivo estudio médico y así ser puesto en libertad.
Para su rehabilitación fue ubicado en una jaula aislada y se trabajó en la enseñanza y puesta en práctica de sus instintos para que aprendiera a cazar, defenderse y alimentarse por sí mismo.
“Así pudimos liberarlo y devolverlo a su hábitat sabiendo que se iba a defender y que iba a poder estar de nuevo en el lugar donde nunca debió ser retirado”, indicó Diana Pérez, veterinaria de la Cdmb.
Si bien en este centro no se suele trabajar en procesos de rehabilitación, pues su funcionamiento es similar a un hogar de paso para una posterior reasignación, desde la corporación se destaca el trabajo realizado para el rescate y cuidado de este tigrillo.
En el Centro de Atención y Valoración de la Fauna Silvestre actualmente acogen decenas de monos, tortugas morrocoyes, guacamayas, loras reales, pericos verdes y cuatro tucanes. Además, un oso perezoso y un mapache próximamente serán enviados al Zoológico de Barranquilla pues al ser rescatados de un estilo de vida doméstico, no es posible reintegrarlos a la naturaleza.
El recorrido transcurrió con mucha calma, tanto así, que los veterinarios comentaron que el felino actuaba como si supiera que iba camino a su liberación.
La jaula fue abierta y el tigrillo con mucho temor empezó a abandonar el cajón. Con un pequeño vistazo hacia atrás le dio la despedida a quienes cuidaron de él durante estos ocho meses y se perdió entre los arbustos.
Como una historia con final feliz, ésta es una clara huella de que gracias a los “Héroes al rescate animal” se puede ayudar a estas especies y muchas más que a diario llegan al CAV.
