Prados, flores, arbustos y diversas especies arbóreas crecieron en celdas de desechos que fueron clausuradas en El Carrasco, y que actualmente son el hábitat de más de 60 ejemplares de fauna.
De acuerdo con lo precisado por José Pablo Ortiz, gerente de la Empresa de Aseo de Bucaramanga, Emab, hasta la fecha se han recuperado alrededor del 44% de los terrenos usados para disposición final de residuos sólidos en dicho relleno sanitario.
Desde hace 43 años funciona este sitio, que inicialmente comenzó operaciones como botadero a cielo abierto, no como relleno. De hecho, aún se manejan gases y lixiviados de basura que se dispuso hace décadas, debido justamente a la falta de técnicas y prácticas más ecológicas, según lo explicado desde la Emab.
Muchas personas no lo creerían al verlo. Pero en suelos en los que hace más de dos y tres décadas se enterraron residuos de todo tipo hoy se ven prados verdes y frondosos, embellecidos con flores multicolores.
Desde El Carrasco también se aporta un ‘grano de arena’ a la reforestación que necesita la ‘Ciudad Bonita’.
Conforme con los datos técnicos suministrados por la Emab, en zonas clausuradas existen cerca de 1.562 árboles, “dentro de las especies vegetales que destacan por su efecto restaurador en el control de la erosión y la fertilidad del suelo tenemos: el guásimo (Guazuma ulmifolia), móncoro (Cordia alliodora), gallinero (Pithecellobium dulce) y leucaena (Leucaena leucosephala), mientras que, otras como el chitató (Muntingia calabura) y el copillo (Xylopia aromatica) proveen servicios ambientales para la avifauna”.
De acuerdo con las proyecciones realizadas por la Empresa de Aseo de Bucaramanga, para clausurar y recuperar el 100% de los terrenos en donde se dispusieron desechos se requieren otras dos décadas de labores, aproximadamente.
El Gerente de la Emab explicó que “las primeras zonas clausuradas fueron aquellas en las que El Carrasco funcionó como botadero a cielo abierto. Un relleno sanitario, bien manejado, no debería generar gases ni lixiviados luego de 20 años de su clausura. Por eso mantenemos chimeneas de gases en diferentes zonas del relleno.
“El Carrasco tiene, más o menos, 96 hectáreas. Alrededor de 45 hectáreas se han usado para la disposición final, y se han recuperado al menos 20 hectáreas, incluyendo proyectos como el parque contemplativo (en trámite de aval para su apertura). Tan pronto se clausura una zona, el operador del relleno debe entregar el terreno estabilizado, con sistema para conducir aguas lluvia, entre otras adecuaciones. Luego definimos un determinado proyecto, y procedemos a trabajos de siembra y reforestación”, detalló Ortiz.
Los planes anunciados por el Gobierno de Bucaramanga y la Emab contemplan la transformación de El Carrasco en un parque tecnológico, en donde además de reciclar y aprovechar los residuos también se convierta en un escenario educativo, para enseñar y orientar a las nuevas generaciones sobre el manejo adecuado de los desechos y la importancia de adoptar hábitos y comportamientos responsables con el ambiente.
“Alrededor de 60 especies de vertebrados utilizan esta área (terrenos clausurados y recuperados), la mayoría de las cuales son aves… La presencia de al menos 40 aves corresponde a la disponibilidad de alimento como semillas, frutos, insectos y vertebrados pequeños (lagartos y roedores), además de los sitios de nidificación para la reproducción de estas especies”, precisó la Emab.
Diseñan proyecto con gases
Los informes de la Emab precisan que en estos momentos hay más de cien chimeneas activas que controlan la emanación de gases en El Carrasco. Las directivas de la empresa de aseo contemplan un proyecto relacionado con la generación de energía.
“Estamos pensando en un proyecto para aprovechar todo el gas que se produce en El Carrasco. Estamos conversando con la Empresa Aguas de Bogotá, para diseñar e implementar una iniciativa que nos permita el aprovechamiento del gas del relleno. Este es uno de los proyectos que haría parte de la transformación de El Carrasco, en donde se tienen que ejecutar múltiples trabajos de posclausura”, indicó José Pablo Ortiz, gerente de la Emab.