Con una gran sonrisa y un estilo muy urbano, Liam Carlos Parra Zawady, deja en claro que la música y el ‘flow’ le brota por los poros.
Hablar del tema y contar su historia, refuerzan en él, el sentimiento de querer salir adelante y de vivir cumpliendo sueños.
Tuvo una niñez difícil, este joven de 27 años, estuvo del ‘timbo al tambo’, pero siempre caminando por los senderos de este arte que tuvo que asumir como un hobby porque su papá no lo dejó estudiar eso.
“Mi papá y mi abuela estaban muy arraigados a la iglesia, ahí aprendí a tocar batería, así empecé a sentir esa afinidad por la música, pero claro, a uno le decían que no podía dedicarse a la música”, cuenta.
Sin embargo, aún convencido de que lo suyo era cantar y componer, decidió sacar adelante la carrera de ingeniería mecánica, la cual terminó convirtiéndose en el trampolín de otra profesión que ama y ejerce con responsabilidad: la docencia.
“Yo no era muy buen estudiante en el colegio. La vida es una locura porque perdí 8° por matemática y hoy en día soy profesor de matemática (risas), pero yo siempre tiraba mucho a la música, porque me ponían una tarea de escribir un poema y era el primero que la hacía.
“A mí eso me encanta, escribo muchísimo, además, hay algo que me pasa desde hace mucho tiempo y es que yo voy por la calle caminando y se me vienen muchas melodías a la cabeza y por eso voy con mi celular grabando todo para luego escucharlo a ver cómo suena, tengo el celular lleno de notas de voz”, precisó.
Su ‘onda’ era componer, mientras se dedicaba a estudiar en la UPB. Hacia el 7° semestre de la carrera, escribió la que tal vez es su canción más especial, y eso lo hizo ‘maquinar y hacer ‘puyar’ esos anhelos.
Buscó amigos músicos, formó una banda llamada ‘Bajo la Sombra’, practicaban en ‘ensayaderos’ y poco a poco el repertorio iba creciendo.
Empezó haciendo música cristiana y pese a eso, tuvo problemas porque como dice “no sonaba como música del género”.
“Tuve la oportunidad de tocar en muchos eventos, emisoras, hicimos cosas chéveres, pero luego se empezaron a graduar los demás, hubo conflictos dentro del grupo y tomamos la decisión de cortar y cada quien por su lado, pero yo seguía con dos amigos haciendo lo mío”.
Con el tiempo, su enfoque cambió a música urbana y ahí se quedó, es más él, ya que le gusta la rima y rapear.
Para Liam, además de crear sus canciones y que la gente las escuche, es muy importante establecer relaciones positivas.
“Las personas que andan pensando en competencia nunca crecen, en cambio las que dan mucho, son las que sí lo hacen, la vida les devuelve eso”.
Una gira lo impulsó
Un amigo cantante se lo llevó de gira por la costa, nunca lo había escuchado tanta gente y, aunque además se dedique a la docencia, ahí pensó que su carrera artística valdría la pena y le ‘metió la ficha’.
“Yo escribo de todo, soy muy emocional y sentimental, me gusta mirar el atardecer y cosas así. Entonces, si a mí me cuentan algo, yo lo hago música, pero es diferente, en lugar de hablar de sexo, de insultar a las mujeres, saco letras de valor.
“La docencia va de la mano con lo que quiero hacer, yo quiero que mi música transforme y la música también lo hace, ambas cosas me gustan porque tengo cercanía con los jóvenes y la música que ellos escuchan”.
Ahora está nominado a los premios Praise como cantante revelación urbano del año, el cual espera ganar y el próximo año lanzará su disco.
Si desea conocer un poco más la música de Liam Zawady, puede encontrarlo en Instagram, Youtube y Spotify con el mismo nombre.