Lo anterior hace referencia a un proyecto piloto que se empezó a implementar en Bucaramanga, para que la comunidad en general deje de disponer el aceite de cocina usado en el sifón o en la bolsa de los residuos que se llevan a El Carrasco.
Y, en ese sentido, se empiece a reciclar esta sustancia para disminuir el impacto ambiental que ocasiona su mala disposición. Cada litro de aceite usado y arrojado indiscriminadamente puede contaminar hasta mil litros de agua, esterilizar la tierra y perjudicar a animales.
La Subsecretaría de Salud y Ambiente de Bucaramanga confirmó que para esto se logró un convenio con la Empresa Municipal de Aseo, Emab, y la empresa santandereana Grasecol SAS, especializada en el reciclaje de los aceites comestibles usados.
De acuerdo con las indicaciones entregadas, las personas solo deben almacenar el aceite de cocina usado en un recipiente plástico sellado, luego llevarlo al punto de recolección y cuando se recolecte un aproximado de 20 litros de aceite usado, se le informará a Grasecol SAS, para que se encargue del transporte, almacenamiento y disposición final en una planta de tratamiento de aceites para así transformarlos en biocombustibles.