Creador de la “cumbia carretera”, Teodoro Arellano ya pasa los 60 años.
Su voz es única, suave y melodiosa.
Es el director y cantante del grupo de cumbia Cielo Gris, destacado en Perú desde los años 80.
Se inició desde muy joven en el canto y estuvo en Los Sanders de Ñaña, en Los Jharis y muchos grupos más, para luego formar su propia agrupación.
Como cantante es el pionero en la cumbia peruana al estilo “carretera central”, pues nació en Morón kilómetro 21 de donde se encarrila este género.
En su largo trasegar musical tiene más de 300 canciones de su propia autoría y le han grabado a muchos grupos de música popular.
Es amante de las baladas y de allí su inspiración para componer. Desde ‘Palito’ Ortega, José José, Nino Bravo, entre otros.
“Mis padres de separaron y me llevan a vivir a Tarma, en Junín. (una ciudad del centro del Perú y de la provincia) Allá comencé a escuchar la radio. Me encantaba un grupo de ese entonces: Picaflor de los Andes”.
“Desde radio San Juan se pasaban saludos y a mi me gustaba y dije algún día quiero que mi voz se escuche por la emisora y así fue”, dice Teodoro.
Teodoro Arellano pierde a su madre a las 11 años; quedó junto a su padre a cargo de 4 hermanos. Trabajó en panadería y construcción, este último oficio lo impulsó para componer sus primeras canciones.
“Iba trabajando y cantando y cuando tenía descansos comenzaba a escribir. Como las construcciones eran vacías, sonaban ecos y al cantar me daba más fuerza para repetir cada melodía”.
En mayo de 1.975 gracias al ‘Rey de la Guitarra’ Teodoro Laura graba su primera canción.
“Comencé recogiendo cables en la agrupación y Teo me dijo un día que le cantara. Fuimos hasta donde Edilberto Cuestas, dueño de una disquera y allá comenzó todo; tenía 16 años”, comenta el autor de canciones como No sé Porque, Mi Casita y Adiós Amor.
Cuenta que el secreto para estar vigente es la perseverancia y la humildad. 46 años de carrera musical así lo describen, siendo el mismo en cualquier escenario del mundo a donde llega.
“Mi música comenzó en Perú y a traspasado fronteras como en Ecuador, Bolívar, Paraguay, Argentina, Estados Unidos y varios países de Europa. Mi cariño con Colombia es único y más con Bucaramanga, una ciudad linda, que desde el 2002 me acogió y no he parado de venir”.
Gracias a sus melodías este humilde hombre le dio estudio a sus hijos, ese que él no tuvo, pero que con su música brinda muchos aprendizajes.
“Yo hago mis conciertos para que la gente se divierta. Aunque sé que muchos la han tomado por otros camino, eso me pone nostálgico. Quiero que la gente que oye mis canciones, sobre todo en los sectores populares, se gocen el contenido de una forma agradable y sin nada de problemas”, concluye el cantante de “Juraste quererme”, canción que lo lanzó a la fama y aunque no es de él, le representó mucho éxito.
