Ya hace un año que no sacrifican carne de cerdo en el frigorífico Vijagual.
El cambio de propietarios dejó a los porcicultores de Santander con los ‘brazos cruzados’ y tanto a los vendedores de las plazas de mercado como a los pequeños comerciantes con los ‘pelos de punta’, por el incremento en el precio de esta proteína.
Es por esto que en Bucaramanga comprar carne de cerdo se volvió un ‘chicharrón’ para el consumidor.
El precio en la región se ha incrementado para los pequeños comerciantes que tienen que pagar aranceles mucho más caros, pues el sacrificio se realiza en otras ciudades y eso repercute en sus ventas.
“Llevamos un año donde nos ha tocado ‘pasar aceite’ y cada vez está más costosa. Hoy encontramos un lomo de cerdo en $12 mil, costilla a $11 mil, pierna y bondiola a $9 mil. Se ha subido cerca de un 30% y eso incomoda al cliente que a diario viene”, sostuvo Jeison Castañeda, comerciante de la Plaza ‘La Rosita’.
Hoy, asegura Castañeda, el producto es traído de ciudades como Medellín o Cali. A eso se suma la exportación que es otro de los puntos neurológicos. Es que preocupa que se lleven lo mejor a otros países”.
El mismo pensamiento tiene Martín Valencia, quien lleva 30 años vendiendo este producto en la plaza La Concordia.
“Es increíble que una ciudad como Bucaramanga no tenga planta de sacrificio. El problema es que uno vive de esto y le toca acomodarse a las alzas que ocurren a diario; el costo era entre $7 mil y $8 mil; ahora está por las nubes.
“Pero el que come cerdo es fiel a sus costumbres y acá llegan porque -aún así- es más económica que la de res”, afirmó.
Con esto, la carne porcina se suma a la lista de productos que se encarecieron en los últimos meses en Colombia por el incremento en el precio de los insumos y del dólar, entre otros factores que también han tenido implicaciones sobre pollo, huevos y demás alimentos.
Sin embargo, la carne porcina es de las preferidas de los ciudadanos, porque los precios del pollo, el pescado y la res siguen siendo más altos.
¿Qué dice Porcicultores?
Contrario a esto, Germán Andrés Tapias, presidente de la Asociación de Porcicultores del Oriente Colombiano, manifiesta que el consumo es de alta demanda.
“$8.200 el kilo es el precio de este producto en pié. Se vienen manejando precios estables y aunque para fin de año podría subir, es de las proteínas con menor incremento en el país.
“Las granjas han cerrado, por incrementos en costos de producción, pero hoy le decimos al consumidor y a los comerciantes que se debe comprar 100% en plantas legales.
“Hay empresarios que llevan a Bogotá, Medellín, Sogamoso, como las plantas más cercanas y autorizadas y de allí la carne viene para Santander”.