Alejandra* es una de las tantas mujeres que pasó parte de sus valiosos años en las filas de un grupo guerrillero en Santander. Sin embargo, en el 2015 decidió ponerle fin a sus días en la guerra e iniciar un proyecto de vida en la legalidad.
“En el proceso pude alcanzar mi bachillerato y una tecnología, adaptarme a la vida civil y formar mi propia familia”, expresó sobre los logros de los últimos años.
Pero Alejandra* quiso ir más allá y decidió trascender con su experiencia en la vida de las nuevas generaciones. Al abandonar las filas, soltó las armas para empuñar lápices y decidió plasmar, por medio de letras, todo lo que en esta amarga época pudo vivir. Tanto dedicó a esta nueva etapa, que escribió un libro al que denominó ‘Resurgir’ y que espera publicar con el apoyo de una editorial.
“Son experiencias en mi vida y anécdotas a lo largo de mis 26 años, las cuales le servirán al lector como un ejemplo de vida”, agregó.
Mujeres con berraquera
Alejandra* es solo un ejemplo de mujeres que han pasado por esta situación y que dejaron las balas para dedicarse a contar su experiencia, con el apoyo de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN).
Según datos suministrados por el organismo, en Santander cerca de 73 mujeres hacen parte de la población atendida, 23 en proceso de reintegración, 8 en reintegración especial y 42 en reincorporación.
Hoy, este grupo de excombatientes quiere dejar una reflexión a las mujeres que se mantienen en grupos delincuenciales, expresándoles que “es la peor equivocación que podemos cometer, nos estamos privando de la libertad, de escoger hacia dónde queremos ir, de proyectarnos y adquirir conocimientos, porque nosotras somos mujeres que nacimos para dar vida y no para quitarla”.
