En la calle 67 con carrera 30, sobre el puente de Conucos de Bucaramanga, cuando la luz del semáforo cambia a rojo la rutina del paso de motocicletas y automotores se interrumpe con la presencia de dos pintorescos personajes, quienes llegan a robar sonrisas.
Él viste pantalón a cuadros, chaleco multicolor y peluca oscura. Ella, de pies a cabeza, está vestida de colores pastel. Se trata de ‘Chispita Mariposa’ y ‘Rasputín’, los payasos callejeros que con baile y risas entretienen a los conductores durante los cerca de 30 segundos que tarda el dispositivo electrónico en rotar su tonalidad.
Desde hace varios años, estos artistas comparten tarima callejera en ciudades como Cali, Medellín, Bogotá y ahora en Bucaramanga. Además, para ayudar a la economía de su hogar, trabajan como vendedores de elementos reciclables.
Sus verdaderos nombres son Miguel Ángel Pico y Luz Martha Rodríguez. Son desplazados por la violencia de Aguachica, Cesar, y hace dos décadas decidieron unir sus vidas, de manera libre, pero bajo los valores que implica el matrimonio.
La particularidad de uno de los humoristas es que, además de su colorido traje, en cada presentación del semáforo arrastra con un dispensador con oxígeno.
“Nos contagiamos de Covid, y ni eso nos derrumbó. En cambio, una fuerte gripa hizo que a mi compañera la diagnosticaran con Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (Epoc). Desde entonces debe llevar, a todos lados, su ‘bala de oxígeno”, narró Miguel Ángel Pico.
Pico agregó que “desde hace tres años, cuando diagnosticaron a mi compañera, yo me encargo del baile y ella de pasar recogiendo lo que la gente nos quiera dar”.
El hombre afirmó que “aunque vivimos en unión libre, yo la cuido en la salud y en la enfermedad. Como lo manda Dios”.
Además del Puente de Conucos, a ‘Chispita Mariposa’ y ‘Rasputín’ también se les puede hallar con su show de humor en la Avenida La Rosita.
