Otra noche más de intranquilidad y de perturbaciones durante las horas de sueño sufrieron este martes residentes de Cabecera, en Bucaramanga, a raíz del fuerte sonido generado por los escapes alterados de motocicletas.
La contaminación auditiva que generan muchos motociclistas con las adaptaciones de los escapes de sus vehículos tiene indignados a decenas de residentes en dicho sector de la capital santandereana, en donde se exigen operativos por parte de la Dirección de Tránsito Local.
De acuerdo con las denuncias generadas desde la Junta de Acción Comunal, JAC, de Cabecera, corredores viales como las carreras 36 y 40 son usados por motociclistas para realizar maniobras peligrosas y acelerar sus automotores hasta generar intensos ruidos que interfieren con la tranquilidad y la paz durante las noches.
Hablamos de ruidos y estruendos ocasionados por estos escapes alterados que se escuchan a varias cuadras de distancia, interfiriendo con el descanso de la comunidad en general y de poblaciones especialmente sensibles, como bebés, adultos mayores y pacientes con diversas enfermedades.
Así como lo alerta la comunidad de Cabecera, residentes en sectores como Real de Minas y San Francisco, por citar solo algunas zonas, también manifiestan falta de control de las autoridades locales para contrarrestar este problema de contaminación auditiva.
Pérdida auditiva, estrés, ansiedad, insomnio, pérdida de la concentración y bajas en la productividad personal son algunas de las afectaciones que, según las autoridades, sufren aquellas personas que se exponen de manera permanente al exceso de ruido.«Son una tortura»: los ensordecedores escapes alterados de motos en Bucaramanga
“Es una tortura todas las noches, el mismo lío con el ruido de estas motos. ¿Y los controles de la Dirección de Tránsito de Bucaramanga?”, manifiesta una de las vecinas afectadas por estos desórdenes de motociclistas sobre la carrera 36.
Los vecinos afectados advierten que estos ruidos llegan a sobrepasar hasta los 100 decibeles, superando ampliamente los grados de ruido permitidos por las autoridades.
De acuerdo con lo señalado por la autoridad ambiental de la región, la Cdmb, en lo que respecta a zonas residenciales el ruido puede llegar hasta los 70 decibeles, “nivel considerado por encima de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud, que establece un límite de 50 db para este tipo de áreas”.
La comunidad reclama el cumplimiento de las normas y solicita a las autoridades locales ejercer los controles requeridos para contrarrestar esta creciente problemática de contaminación auditiva por escapes alterados de motos.