Del uniforme pasaron al delantal y el gorro, y de las armas, a las ollas y cucharas. Los uniformados de la Policía del grupo de protección a Infancia y Adolescencia, realizaron ayer una olla comunitaria para brindar un almuerzo a los niños y niñas del asentamiento humano Río de Oro, en Girón, en donde residen familias en condiciones de vulnerabilidad extremas.
Al respecto, la Institución detalló que “vimos durante la pandemia que muchas casas humildes sacaban el trapo rojo por sus ventanas mostrando que tenían hambre y que eran evidentes sus necesidades.
Hoy, que ya podemos salir con todas las normas, quisimos ayudar con una ‘sancochada’ para los niños, niñas y adolescentes de esta comunidad. Con el apoyo de Copservir, pudimos madrugar a conseguir la yuca, la papa, el hueso y todo lo que se necesitaba para que esta labor fuese posible. Secamos arroz, hicimos muchas cosas para que tuvieran su almuerzo ‘completico’”.
Llegado el mediodía, cada familia salió con sus ollas a recoger su porción y llevaban para sus casas, pues la idea era compartir este plato en familia y evitar las aglomeraciones al rededor de la inmensa olla tiznada.
Les contaron…
Adicional al encuentro gastronómico, compartieron una jornada de cuentos, leyeron, regalaron peluches que fueron donados y pasaron una tarde de esparcimiento y fantasía.
“Esta es nuestra primera actividad de este tipo y esperamos seguir llegando a más comunidades del área metropolitana con una voz de aliento, de resiliencia. Que veamos un poco de esperanza en estos momentos tan duros”, finalizaron.
