Aunque la primera regla para todo matachín es nunca quitarse la máscara, Walther Conde lo hizo con el fin de que la tradición continuara viva en el barrio La Cumbre.
A los once años, Conde ya recorría todas las calles de ‘barrio alto’ disfrazado con un traje confeccionado a base de retazos de ropa vieja y equipado con una bomba para castigar a aquellos que no ‘sueltan la monedita’.
Quien se encargaba de diseñar y confeccionar el atuendo era su tía y sagradamente cumplió con la tradición hasta 2011, año en el que colgó la máscara.
Muchos niños que iban creciendo también dejaron atrás el personaje y cada diciembre comenzaron a escasear los emblemáticos personajes coloridos. En la fiesta de las velitas, la celebración de la Navidad y hasta el día de los Santos Inocentes brillaba por su ausencia el desfile de los niños y jóvenes enmascarados.
Es por eso que con 23 años, Walther decidió volver a salir a las calles con su traje. Eso sí, tenía que mandar a hacer uno porque no le quedaba el último que usó. Pero, en todo el barrio no dio con alguien que lo confeccionara.
Así que él mismo consiguió una máquina de coser prestada, le pidió a su mamá una clases de costura y a base de pinchazos dio vida al primer traje hecho por él. A pesar de que ya no era un niño, se gozó ese retorno como uno.
Es más, por el uso del disfraz y la alegría que desborda el hecho de corretear a otra persona, es común que los matachines sean vistos como una tradición sólo para niños. Sin embargo, quien inició con esta costumbre en Floridablanca fue un señor boyacense en 1963.
Antonio Reyes y su familia, provenientes Soatá, Boyacá trajeron la idea de las máscaras y atuendos de color para animar las fetividades decembrinas.
Así que Conde no iba a ser el primer señor en salir con retazos de ropa y máscara a la calle, sino que estaba continuando con un legado que cumple más de medio siglo en el ‘municipio dulce de Colombia’.
La calle es su escenario
Con el objetivo de preservar el legado de Reyes y su tradición, se han creado distintas organizaciones y colectivos, el que tiene mayor presencia en el municipio es el colectivo Cultural Evolution. Con año y medio de creación, le han devuelto a los barrios florideños y gironeses la alegría del matachín.
Quien lidera este Colectivo es precisamente Walther. A sus 32 años quiere brindarle a esta tradición una nueva evolución, en la que puedan integrar el ritmo de la batucada y un espectáculo con zancos y malabares.
Además, el florideño le puso un orden a la causa. Cada integrante del desfile debe portar un carnet que muestra su nombre y foto, esto con el fin de que no se presenten inconvenientes de violencia. Demostrando que la tradición está viva y está evolucionando al siguiente nivel.