Se cumplen dos años desde que la comunidad Bosques de Aranjuez ha denunciado esta problemática que ya afecta tanto a residentes como a transeúntes.
En la mitad de la carrera tres, por toda la zona norte del casco urbano de Piedecuesta, se formó un desnivel lleno de grietas el cual ha sido motivo de suspensiones afectadas y una que otra caída.
Precisamente Rocío Guerrero, residente afectada, relata que “la calle se ha vuelto un peligro para los que pasan con su vehículo, pero también para nosotros que vivimos al frente porque las raíces están levantando las baldosas”. Guerrero, con 25 años de residencia en el barrio, también reveló que la situación es bien conocida por la Oficina de Medio Ambiente y Gestión de Riesgo del municipio debido a que “ellos vinieron, tomaron fotos y nos aconsejaron que solicitamos la poda cuanto antes”.
La propia comunidad estuvo gestionando los permisos con la autoridad ambiental. Para el día 23 de mayo del presente año, la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga visitó la zona y en compañía de Cecilia Ovalle Sánchez, residente del sector, fue otorgado el permiso y recomendación de poda.
En la autorización se ordenó la reducción de copa del árbol menor al 30% con el fin de reducir la altura y también la eliminación de las ramas secas de este.
Justamente Ovalle se animó a reportar el crecimiento invasivo del caracolí porque “encontramos que no sólo estaba afectando el pavimento de la calle, sino que nuestro sistema de alcantarillado está sufriendo daños y las ramas estaban creciendo con destino a la fachada de tres casas”.
Con la autorización en mano y las ramas amenazando las ventanas de los hogares, el grupo de vecinos se movilizó a las oficinas de la administración municipal para continuar con la parte final de la solicitud de poda.
Quedaron ‘plantados’
Por parte de los funcionarios la respuesta fue: “el asunto se le demora un buen tiempo, toca que sean pacientes”, según lo revela Raúl Guevara, quien vive al frente del caracolí de 15 metros.
Es importante recordar que la autorización emitida por la Cdmb en estos casos cuenta con un plazo máximo de ciento veinte días tan pronto es recibido el comunicado de la entidad. En el caso de la comunidad de Bosques de Aranjuez, la cuenta empieza desde el 13 de junio.
Si no se celebra el contrato de poda en el plazo estimado, la comunidad debe volver a realizar un radicado, recibir una visita técnica y esperar al envío del documento. Con la preocupación que genera vivir en una clara situación de riesgo, la comunidad optó por ahorrar dinero de su propio bolsillo.
Rocío Guerrero, Víctor Rodríguez, Raúl Guevara y Cecilia Ovalle son los propietarios que se encargaron de solicitar una poda privada que les costó 700 mil pesos. Esta acción apenas alcanzó para devastar algunas ramas secas, pero gran parte del individuo arbóreo sigue intacto.
Tan sólo un árbol tiene asustados a los vecinos de tres hogares en donde habitan familias con niños y adultos mayores. Son 13 personas las que temen por una tragedia mortal o material.
Por este motivo, Q’hubo se comunicó con el jefe de la Oficina de Medio Ambiente y Gestión de Riesgo de Piedecuesta, Jorge Albeiro Gualdrón, quien argumentó que “el lote es privado”. Lo que significa que el ente municipal no tiene jurisdicción para actuar.