En 2016, Sabana de Torres vivió una de sus peores sequías. Los niveles de la represa disminuyeron a mínimos niveles y se registró un racionamiento general de agua en el municipio. Durante los últimos días esta situación se volvió a repetir.
Los niveles de la represa llegaron a sus mínimos y los habitantes de los sectores urbano y rural tienen que abastecerse con carrotanques que son gestionados por la Alcaldía del Municipio. Cuando abren la llave, a los sabaneros no les sale ni una gota del líquido.
La mencionada represa está ubicada a tres kilómetros del casco urbano de Sabana de Torres y allí se adelantan paseos familiares y sus aguas también hacen las veces de balneario.
Pese a que en enero pasado se declaró la calamidad pública y que el alcalde de Sabana de Torres, Darío Buchenicow, prohibió los paseos en la zona en la que se almacenaba el agua, las altas temperaturas secaron el afluente.
“Sabana de Torres se ‘muere’ de sed. Estamos sacando la poca agua que queda en cuatro pozos perforados que tiene el municipio para llevarla a los habitantes de los cascos urbano y Rural”, explicó el mandatario Buchenicow Caballero.
El alcalde agregó que “ayer nos llegó un carrotanque por parte de la Gobernación de Santander pero pedimos ayuda al Gobierno Nacional, que nos dejó solos. El llamado es de urgencia”.