El Viaducto de la Novena, recientemente bautizado con el nombre de Alejandro Galvis Ramírez, se ha convertido en el foco de reuniones indiscriminadas de jóvenes que no solo irrespetan las normas de bioseguridad, sino que además violan medidas restrictivas tales como el toque de queda y la ley seca.
Los escándalos, las invasiones del espacio público e incluso las escenas que dan cuenta de personas embriagadas, consumiendo drogas alucinógenas y protagonizando altercados, hacen parte de los episodios que se viven todas las noches en esa importante estructura.
Así lo pudo comprobar esta Redacción, tras un recorrido hecho este fin de semana por el paso elevado.
Música, escándalos y motos y carros mal parqueados y ocupando un carril, se detectan a lo largo del puente.
Lo peor es que esto ocurre hasta avanzadas horas de la madrugada. En el papel, las medidas del toque de queda y la misma ley seca rigen entre las 10:00 p.m. y las 5:00 a.m. ¡Es claro que ese horario no es acatado!
“Los vecinos ya no sabemos qué hacer. Los jóvenes son conscientes de la pandemia y se exponen al aglomerarse sin tapabocas. Además se toman el puente para generar bulla e ir contra lo dispuesto por las autoridades”, señaló Joaquín Rodríguez, uno de los vecinos del sector de la calle 45.
La Policía Metropolitana de Bucaramanga, Mebuc, recordó que dentro del Código de Policía está prohibido el consumo de licor y de droga en las calles y escenarios públicos, tal y como es el caso del Viaducto de la Novena.
“Obviamente esa ley tampoco se cumple. Por eso, como vecinos de la zona, les hemos instaurado acciones de tutela y derechos de petición a las autoridades para que controlen a aquellos consumidores de drogas, bebedores de tragos y demás ruidosos que acostumbran a pasar la noche por estos lados, alterando nuestra paz y tranquilidad”, recalcó José Pereira, otro de los vecinos del sector.
Según la Mebuc, “en este sitio, en lo que va corrido del año, se han impartido 235 ‘comparendos’ a igual número de ciudadanos que han sido sorprendidos infringiendo las restricciones contempladas en la emergencia sanitaria”.
Pese a los ‘tatequietos’, las autoridades apelan a la responsabilidad de los ciudadanos, “para que no organicen este tipo de reuniones en una vía pública como la Novena, no solo para evitar algún tipo de accidente y para bajarles el volumen a los hechos de alteración del orden público, sino también para frenar las aglomeraciones de personas, dada la actual emergencia de la COVID-19, que azota a Bucaramanga”.
