La perseverancia para no desistir ante cada dificultad que se presenta y la capacidad de estar en aprendizaje constante son cualidades casi que obligatorias de los emprendedores que se reúnen en Agro San Gil, la feria en donde se presentan más de 200 micro, pequeños y medianos empresarios de las provincias del sur de Santander.
En la muestra comercial hay de todo. Transformación de productos agrícolas insignias como el café y el cacao en vinos, cervezas y otros productos; mieles, ajís, arequipes, artesanías, bebidas a base de leche de cabra, literalmente de todo.
En medio de ese mundo de sueños, de familias campesinas y urbanas que luchan cada día por sacar sus ideas de negocio adelante, hay ejemplos de como convertir lo tradicional en productos de mercado, en unión de esfuerzos de mujeres campesinas y de iniciativas que nacieron desde el amor por los animales.
Yuca para todos
En la vereda El Colorado de Cabrera, un grupo de 10 mujeres empezaron desde hace más de año y medio a consolidar la creación de Yucos, la marca con la que representan a su territorio y con la que esperan apoyar al desarrollo de sus familias.
La idea nació gracias a una capacitación que llevó hasta su pueblo el programa Sena Emprende Rural y desde ahí no han parado, cuenta Lizeth Carolina Hernández, una de las representantes de la marca que está en Agro San Gil.
Escogieron la yuca porque es uno de los productos insignias de la agricultura de Cabrera y con este como base hacen arepas, postres y bebidas, entre otras delicias. Inicialmente parecían hormigas, cada una de ellas en sus casas elaboraba parte de la producción, pero eso ya cambió.
Con lo vendido a sus coterráneos han logrado mantener la producción e invertir en algunos implementos, organizando un espacio de producción en una de las casas de las socias, manteniendo lo artesanal y el estar libre de químicos entre sus cualidades.
Del hure a la botella
Acostumbrados a la preparación del guarapo de frutas para ocasiones especiales, Darwin Villaba, un joven sangileño de 18 años, junto a sus padres, decidieron en medio de la pandemia convertir esa tradición en un negocio.
Se han preparado con cursos de manipulación de alimentos, inocuidad, preparación y fermentación de bebidas. Esos conocimientos los unieron con los saberes tradicionales que venían desde los abuelos y crearon su marca ‘Pa’ que jarte mano’.
La producción la han ido tecnificando y están haciendo los procesos para lograr todas las certificaciones legales que les permitan ampliar sus mercados y llegar a diferentes plataformas de mercado.
Por ahora les venden a familias un producto que logra mantener una fermentación dulces por cerca de un mes y después va adquiriendo un poco más de cuerpo. Lo importante en toda esta historia es que la producción que se hacía en la casa ya se desarrolla en una finca, con más equipos que ayudan a controlar cada parámetro que buscan convertir al guarapo de frutas en un producto que represente en el mercado a la región.
Galletas con amor perruno
Heidy Lorena Mendoza Malagón decidió hace seis meses crear su propio negocio. Amante de la repostería y de los perros, ella y su prima transformaron el amor por los llamados ‘mejores amigos de los humanos’ en una empresa de galletas naturales sin preservantes ni colorantes.
En su pequeño puesto de ventas en Agro San Gil, hasta donde llegó desde Barbosa, Mendoza contó que el negocio empezó con las galletas que empezaron a prepararle a los seis perros que tienen entre las dos. “Ahí empecé a buscar, a formular y resultaron las galletas con las que los perros se enloquecían”, expresó una de las propietarias de Nutridog.
Las galletas son apenas el primer producto que sacan al mercado y trabajan en otros como empanadas, pizzas, tortas de cumpleaños, pero eso lo harán paso a paso, capacitándose, produciendo tres días a la semana, vendiendo el resto y participando con el apoyo del Sena en ferias como la que termina hoy en San Gil.
