En un recorrido por los tramos de ciclorruta en Bucaramanga se identificaron, al menos, cinco puntos en los que el deterioro y el abandono por parte de las autoridades son evidentes, o donde la misma ciudadanía tomó la decisión de modificar o eliminar estos corredores.
El primero de estos segmentos, en el que un estudio de la UIS advirtió que se registrarían inconvenientes, es el de la calle 33, en el Centro de Bucaramanga.
En la zona de la calle 33, entre carreras 13 y 14, fueron retirados varios de los taches, que hacían división entre los carriles vehiculares y el de bicicleta. Algunos aseguran que la comunidad los quitó para facilitar la entrada a sus viviendas y hay versiones que apuntan a que habitantes de calle se los llevaron para comercializar sus componentes plásticos y metálicos.
Asimismo, entre las carreras 15 y 16, el carril es usado como parqueadero para motocicletas. Además, entre las carreras 16 y 17 la zona fue invadida de ‘zorras’ y mesas de vendedores informales. Metros más adelante, frente al parque Centenario, el bicicarril es usado para el acopio de bolsas de basura.
Por su parte, en el tramo ubicado en la carrera 21, entre avenida Quebrada Seca y la carrera 8, se registran dos problemáticas. La primera hace referencia a que todos los hitos plásticos que dividían el carril bidireccional fueron partidos casi hasta la raíz. Por otra parte, en esta misma vía, un segmento del bicicarril fue destinado como taller para automotores, y como sitio de parqueo para establecimientos comerciales.
Para el caso del bicicarril de la avenida La Rosita, entre las carreras 27 y 29, se evidenció una situación particular. Allí se construyeron separadores de concreto en el carril para bicicletas. Sin embargo, frente a un establecimiento comercial, cercano a la Clínica Chicamocha, un segmento de esta infraestructura fue destruido, presuntamente a fuerza de pica y porra.
Otro de los tramos en los que la comunidad tomó decisiones fue en la ciclorruta de la carrera 35A, entre calles 51 y 52. En la zona se ubican establecimientos de comercio y entidades bancarias. En esta zona varios de los taches plásticos, que estaban instalados a lo largo de la vía, se arrancaron de raíz. La misma suerte corrieron los hitos: Fueron doblados o desmantelados.
En la Ciudadela Real de Minas, sobre la avenida Búcaros, desapareció el color azul con el que fueron pintados los carriles. Además, las obras complementarias que se adelantan en los andenes dejaron a los peatones sin otra opción que caminar por la cicloinfraestructura y poner en riesgo su integridad al tener que enfrentarse a bicicletas y a motos, que invaden el carril.
El efecto ‘ventanas rotas’
Para el presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio García Rovira, Iván Leal, “en todo el tiempo que ha pasado desde la entrega de la ciclorruta no se le ha hecho mantenimiento. Resultado de ello hay varios tramos destruidos y otros prácticamente en ruinas”.
Leal destacó que “estamos ante una obra que genera rechazo, que no tiene licencia social. Ese rechazo se refleja en acciones en las que la comunidad, por mano propia, retira hitos y tachones”.
El líder comunal explicó que “hoy en día tenemos una teoría de las ‘ventanas rotas’. Donde hay ciclorruta hay abandono. Ante la ausencia de biciusuarios y subutilización de la cicloinfraestructura se ha comenzado a deteriorar. Esta situación nos marca un indicador de pobreza y de baja efectividad del Estado para cuidar el patrimonio”.
Piden retirar más tramos
Luz Dary Cárdenas, habitante de la Ciudadela Real de Minas, afectada por el trazado del sector 5, reclamó que “si levantaron el tramo en el sector comercial de la calle 55, también levanten estos carriles en el barrio. Aquí se registra caos vehicular, contaminación visual y auditiva”.
Por su parte, el concejal de Bucaramanga, Cristian Reyes, quien actuó como mediador entre comunidad y Alcaldía en este proceso, manifestó que “el fallo del Juzgado Tercero Administrativo dijo que en este tramo no se respetaron los derechos colectivos. El estudio dice que quedó mal diseñado, mal planificado, que se generan afectaciones a comerciantes, propietarios de bienes y que esta cicloinfraestructura no servía”.
Reyes Aguilar indicó que “aunque en este momento no hay decisión de levantar más tramos, actualmente se adelanta un proceso de concertación para que se tomen determinaciones”.