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La historia de una madre santandereana que le donó el riñón a su hija para salvarle la vida

Tan grande es este amor que Nora Tavera, una madre santandereana de 54 años, no dudó ni un momento para darle su riñón a su hija. Le contamos:

La fuerza del amor de una madre es incalculable. No hay límites para su bondad, entrega desmedida y comprensión.

Esta historia no es más que un homenaje a esas mamás que podrían, literalmente, donar un órgano por un hijo.

Tan grande es este amor que Nora Tavera, una madre santandereana de 54 años, no dudó ni un momento para darle su riñón a su hija, Gerlly Hernández, quien para entonces, tenía 23 años.

“Con el papá de ella dijimos que queríamos ser donantes y nos hicieron los exámenes pre trasplante a los dos, pero él no salió compatible”, contó Nora.

No pasó si quiera un minuto para que esta madre se ofreciera a ser ella la que le salvaría la vida a su hija.

Como un ser creador, esta madre le dio la vida a Gerlly, demostrando así que no hay sacrificio más grande que el suyo.

Aceptar el cuidado

Si de algo saben las mamás es del cuidado. Su voz cálida, mimos y consejos son la receta perfecta para aliviarse, y un hijo debe aceptar ese cuidado.

En el momento en que Gerlly se enteró que su madre sería la donante, sintió temor y pensó en rechazar esa entrega de amor.

“Cuando me enteré que mi mamá iba a ser la donante fue un momento de muchísimas emociones porque yo pensaba, no quiero que mi mamá corra riesgo y sufra más adelante”, agregó.

El cuerpo médico del Hospital Internacional de Colombia estuvo ahí para calmar esas dudas y ayudarle a la paciente a entender que este ofrecimiento altruista sin duda salvaría su vida y también mantendría la de su madre, sin problema.

Tras exámenes de rutina, finalmente el 19 de abril del 2017, madre e hija estaban listas en el quirófano del Instituto Cardiovascular del HIC para iniciar el proceso de trasplante. Luego de dos horas, el riñón izquierdo de Nora pasó a formar parte de Gerlly.

Después de seis años de este acto de amor. Este par de mujeres santandereanas sostienen un vínculo más grande que solo su parentesco.

Esto es como volver a nacer, es sentirse por fin con la libertad y la tranquilidad de poderse desplazar sin tener que estar preocupado por tener que acudir a una clínica para hacerme diálisis. Quienes donan sus órganos son héroes y valientes. Estoy segura que nunca se van a arrepentir de hacer algo así por alguien más”, afirma Hernández.

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