Además de estar invadiendo el Parque Romero, situado en la carrera 10, entre las calles 44 y 45 de Bucaramanga, varios indígenas están usurpando el área peatonal que bordea al obelisco del viaducto Alejandro Galvis Ramírez, de manera más exacta en la calle 45 con carrera novena.
Ayer improvisaron cambuches en ese lugar, así como lo hicieron en las zonas verdes del citado parque; es decir, están pernoctando por estos lados. También habilitaron los expendios de los famosos sombreros de paja.
Vale recordar que, durante los últimos meses, en varios puntos de Bucaramanga, ellos se la pasan acomodando sus colchones, colgando sus trajes en los tendederos y pasando la noche a la intemperie, sin contar que encienden fogatas.
Según los vecinos del sector, “son lamentables las condiciones que se registran en la calle 45 con carrera 9 en términos de salubridad, seguridad y acceso a los servicios públicos”.
Los ciudadanos temen que allí ocurra lo que pasó hace poco más de un año, cuando varios miembros de la comunidad indígena Yukpa invadieron otro parque, el García Rovira, y durante más de seis meses exigieron del Municipio el acompañamiento para garantizar la asistencia a los miembros de esta población, lo que desencadenó en un dramático cuadro social.
Como se recordará, en ese entonces, el Juzgado Séptimo Administrativo Oral del Circuito Judicial, en un fallo en primera instancia, ordenó al Municipio disponer de un lugar para el traslado y la ubicación en condiciones dignas de la Comunidad Yukpa que se encontraba asentada en el referido parque.
“En el caso del sector del obelisco de la carrera 9 con calle 45, -según denunciaron los vecinos-, los indígenas ocupan el escenario, hacen sus necesidades fisiológicas allí, lavan la ropa en las aceras y, además, atentan contra el ornato”.
“Ellos están reclamando jornadas semanales de atención básica en salud, así como la entrega de kits de aseo y alimentación hasta tanto se disponga del regreso de los miembros de estos hogares a sus sitios de orígenes. Y mientras tanto, el desorden, el desaseo y las pocas condiciones de salubridad pululan por estos lados”, dijeron los vecinos.
Es importante señalar que los voceros de la comunidad indígena que acostumbra llegar al lugar no han querido pronunciarse en torno a esta grave denuncia ciudadana.
