El querer prosperar en la vida le dio a Eduar Hurtado Hernández la oportunidad de tener su propio negocio. Hoy y gracias a la ayuda de Dios pudo consolidar una tienda en Piedecuesta
Dice que hace 10 años era un vendedor informal. Tenía una ‘zorrita’ y allí vendía frutas: duraznos, peras y manzanas. Se la pasaba en el parque principal ofreciendo sus productos.
Dia y noche le ‘camellaba’ a sus ventas pero un día decidió darle un giro a su vida y organizar su negocio.
“La verdad me cansé de estar en la calle. Combatir el sol y la lluvia fue duró. Le pedí a Dios que me regalara la tienda”.
“Un día pasó un señor y me dijo que buscara un local, le dije que no tenía plata y la respuesta fue que él me la prestaba. Busqué uno en Puerto Madero y aquí estoy. Así comenzó todo”, manifiesta.
Eduar, quien nació en los Santos, Santander y desde los 20 años está en Piedecuesta, es un hombre dicharachero y sabe entrarle a sus clientes. Con un poco de humor le da la bienvenida a quien pisa su tienda.
“Los clientes de este barrio son buena gente y hasta buenas pagas (risas). Me gusta relacionarme con ellos porque me brindan confianza y eso ayuda a que las ventas suban”.
Aquí se trarta de tener de todo. Ahora con la inflación hay que surtir lo necesario, pues el costo de vida nos tiene con poco dinero, pero gracias a Dios con muchos clientes”, comenta.
El negocio lo abre todos los días de 7:00 de la mañana a 1:00 de la tarde y de 4:00 p.m. a 10:00 p.m.
Su padre es el aliado y escudero para todo, pues le ayuda en el negocio; a surtir, desgranar y que todoe esté en orden.
“Mi meta es seguir creciendo todo. Ya comenzamos en la era de la digitalización y estamos ofreciendo pagos con PSE, trasferencias, datáfonos y corresponsal bancaro”.
“Hoy además tenemos un catálogo por whatsApp y se envían los pedidos por domicilio. Es una buena alternativa para que el clientes esté desde casa recibiendo el surtido”, dice.
Finalmente Eduar busca seguir creciendo con su negocio. Aspira a tener, en poco tiempo, un supermercado donde las frutas y verduras sea su mejor surtido; pues el cliente de Puerto Madero, que es exigente, busca aquí lo que no hay en otras tiendas.
