La vivienda de Yazmín Portilla Moreno está a punto de recibir toneladas de tierra de la montaña de Miramanga. Yazmín, de 44 años, se aferra a un milagro: que los deslizamientos en Miramanga se detengan y puedan recuperar algo de la estructura de la casa que ha construido junto a su familia.
El edificio de esta familia tiene cinco pisos y doce apartamentos en su interior. Hasta hace unas semanas vivían 50 personas, calcula Yazmín.
Antes de la emergencia, el edificio estaba a dos metros de la montaña. Ahora, la tierra ha apisonado la parte trasera del tercer piso de esa vivienda y ha resquebrajado las paredes del apartamento en el que vivía Fabio Ávila Blanco, de 32 años.
“Era o es, ya no sé, el apartamento que con tanto esfuerzo habíamos construido, con nuestro trabajo y préstamos”, dice Ávila Blanco, mientras se lamenta porque ese era el lugar en el que “planeaba pasar el resto de sus días”, agrega mientras señala la columna doblada por los deslizamientos.
Fabián ahora vive en una casa vecina, metros arriba, en la que alcanzó a acomodar algunos de los enseres que tuvo que sacar desde el pasado 28 de octubre. “Acá todos estamos pendientes, hay unos que duermen durante el día y otros en la noche”, dice Ávila Blanco. Las razones, explica él, son dos: vigilar el movimiento de la montaña y cuidar de lo poco que queda de su vivienda.
Miramanga es un asentamiento humano ubicado a un costado de la vía Bucaramanga- Cúcuta, que ha venido creciendo en los últimos seis años. Este sector se encuentra metros abajo del centro médico de Morrorico, en la comuna 14.
Desde el pasado 3 de octubre comenzó la emergencia que ha tenido en vilo a los habitantes de esa zona. En principio, las autoridades de Gestión del Riesgo acudieron al lugar y solicitaron la evacuación de las familias de 14 viviendas en el sector 3 de Miramanga.
Sin embargo, los deslizamientos han continuado y siguen afectando a más viviendas; la comunidad estima que, por ahora, son 30 viviendas perjudicadas y temen que la cifra aumente.
En ese sector de la ciudad es habitual que cada edificación tenga de dos a cuatro pisos y que en cada uno de esos pisos existan uno o dos apartamentos, eso varía. Por esa razón, hay cientos de personas que, ante los constantes movimientos de tierra, se encuentran en riesgo.
“Empezamos con 6 viviendas, luego el riesgo se amplió y ya vamos a 30 viviendas directamente afectadas, allí viven más de 300 personas. Todavía no sabemos hasta qué punto va a llegar esto”, dice Ana Milena Granados, líder comunitaria de Miramanga.
Con plásticos negros, algunos suministrados por Gestión del Riesgo y otros comprados por los habitantes, intentan cubrir las grietas que surcan la carretera en la parte alta de la montaña y evitar que las aguas lluvias se sigan filtrando y aceleren los deslizamientos.
Otra de las preocupaciones de la comunidad es la alcantarilla que se encuentra suspendida desde la zona alta del asentamiento. Esa obra de concreto tenía como objetivo canalizar las aguas lluvias y evitar que se filtraran.
La comunidad pide apoyo a las autoridades gubernamentales y asesoría jurídica para saber qué acciones pueden adelantar frente a las personas que les vendieron los lotes que hoy ocupan.
Una zona con antecedentes
Para sorpresa del ingeniero Jaime Suárez Díaz (76 años), Miramanga empezó a ser habitado. Este santandereano, magíster en Geotecnia, conoce la zona desde hace 15 años.
Por eso, Suárez Díaz visitó el terreno la mañana del 5 de noviembre, para comprobar que los terrenos que hace unos años sufrieron deslizamientos, fueron rellenados y ahora habitados por cientos de ciudadanos que construyeron sus hogares en los últimos seis años.
“El primer deslizamiento en esa zona (Miramanga) se había presentado en el año 2006, luego se aceleraron en los años 2010 y 2011. En donde hoy están las casas había un parque infantil que se perdió por los deslizamientos”, dice Suárez Díaz, quien conoce la zona desde entonces porque ha adelantado diferentes estudios de suelos del sector para diferentes compañías que pretendían ubicar torres de comunicaciones en esos predios, pero que luego de los conceptos emitidos por el experto, prescindieron de esa opción.
Gestión del Riesgo responde
Luis Ernesto Ortega Martínez, coordinador de la Unidad de Gestión del Riesgo en Bucaramanga, sostiene que se han adelantado diferentes reuniones con la comunidad para socializar las diferentes acciones para la zona. A través de un grupo de WhatsApp, dijo Ortega Martínez a Vanguardia, mantienen comunicación directa con los habitantes de la zona para conocer el minuto a minuto de la situación.
En principio, estas serían las labores que se podrían adelantar en las zonas de riesgo:
- Hacer estudios de Amenaza, Vulnerabilidad y Riesgo, para conocer el estado en el que se encuentran los suelos de la zona.
- Identificar los recursos para atender a la población afectada. Es decir, saber cuánto dinero hay para brindarles subsidios de arrendamiento a las personas afectadas.
- Recursos para estudios, diseños y obras de mitigación. En este punto se establecen cuáles serán las obras que pueden adelantarse en el terreno.
Asimismo, Ortega Martínez dice que se han identificado 27 puntos críticos en la ciudad, que viven una situación de riesgo similar a la de Miramanga. Ante esta situación, las autoridades se reunirán en el Consejo Municipal de Riesgo, en la Alcaldía de Bucaramanga, para tomar las decisiones al respecto. Ese encuentro está programado para el próximo martes 8 de noviembre a las 2:00 p.m.
