Ya más de 20 días completan los residentes de la parte baja de la vereda Montecitos Bajo de San Gil, que colindan con la vía nacional, esperando que autoridades les mitiguen el riesgo de una roca que amenaza con llevarse varias viviendas.
La piedra, según Alexis Tibaduiza, secretario de Control Urbano e Infraestructura del municipio, pesa unas 2.000 toneladas y por su tamaño y ubicación geográfica, requiere maniobras que las autoridades municipales no están en capacidad ni tienen los recursos para hacerlo.
El funcionario indicó que en el sector se declaró la calamidad pública por el peligro que representa el desprendimiento de la roca, ubicada en la parte alta de la montaña y para su atención se envió un informe a la Unidad Nacional de Gestión de Riesgos y Desastres, UNGRD, de Santander y las otras entidades vinculadas con la atención de emergencias para buscar una solución.
No les están ayudando
La piedra está en la propiedad conocida como Las Heliconias, frente al sector conocido como El Guasca o El Peaje del Derrumbe. Heriberto Lozano Mejía, propietario del predio, fue el encargado de advertir a las autoridades y a sus vecinos sobre el problema que se estaba presentando.
El mismo ciudadano entregó el pasado 14 de octubre a la administración municipal un documento notariado en donde autoriza a las autoridades la entrada de personal, maquinaria y cualquier elemento que se requiera para atender la emergencia.
El material, según el relato y de acuerdo con el documento entregado por el ciudadano, se soltó de una zona más alta (otro predio), al parecer producto de las lluvias y cayó en su terreno.
Gloria Inés Acuña, quien reside hace más de 20 años en el El Guasca, en donde tienen tienda y panadería con sus hermanos, no ocultó su preocupación porque “dicen que esa piedra coja impulso pase derecho por la vía nacional y nos derrumbe la casa”.
La situación de riesgo no es nueva, recordó Acuña, porque ya hace unos años en ese tramo de la vía nacional tuvieron que construir un gran muro de contención porque la montaña era inestable y en su casa, que está al otro lado de la vía, las grietas eran evidentes y se profundizaron durante las excavaciones de la obra de mitigación.
Oscar Medina Silva, comerciante del sector, dijo que atendiendo las recomendaciones oficiales, los propietarios de las viviendas y negocios de la zona, contrataron la maquinaria e hicieron algunas obras buscando frenar el desplome de la piedra.
Si las lluvias continúan y no se atiende la situación, el material mineral pondría en riesgo 7 casas, los oficiales de la Policía Nacional que se hacen para instalar el peaje y algunos establecimientos comerciales.
Visita departamental
El pasado 31 de octubre hasta el lugar llegaron miembros del Ejército Nacional, Bomberos Voluntarios de San Gil y la Unidad de Gestión de Riesgos de Santander, entre otras dependencias.
En la minuta del equipo bomberil se detalló que como parte de las sugerencias de la visita se planteó la posibilidad de desalojar a los residentes del sector para evitar una situación que lamentar.
Pedro Conde, coordinador operativo de la oficina de riesgos de UNGRD de Santander. dijo que el análisis permitió establecer que el Comité de Riesgos de San Gil de debe establecer monitoreo permanentemente con equipos de topografía, hacer obras de estabilización y mitigación que busquen proteger a las personas, coordinar con la autoridad ambiental el manejo de aguas y preparar un plan de evacuación por si se presenta un cambio en la estabilidad.
Desde la oficina departamental de Gestión de Riesgos también se aclaró que toda la atención e intervención del sector para evitar un desastre es responsabilidad de las alcaldía municipal, quien debe buscar los recursos y contratar el personal profesional para reducir la amenaza.
En este caso, el análisis UNGRD de Santander indica que lo mas viable es continuar con las obras iniciadas por la comunidad, con la construcción de un hueco que sirva como cama a la roca si esta se vuelve a descolgar.
